Los éxitos del técnico Óscar Ramírez en el fútbol de Costa Rica como anoche con Alajuelense , los construyó con estilo y traje único.
Él es brillante como técnico , pule a sus jugadores , los potencia y con una gestión sincera y de gran conocedor se gana la autoridad del que sabe .
Lo conozco desde hace muchos años, desde que empezaba como jugador. Viajábamos juntos en aquel bus que nos llevaba a San José, para luego continuar rumbo a la Universidad de Costa Rica, donde inició estudios en agronomía. Pero su verdadero sueño siempre fue el fútbol. Y lo cumplió. Fue un gran jugador, se distinguió, mostró condiciones, carácter y una capacidad que con el tiempo se volvió aún más evidente.
Óscar Ramírez es un personaje único, especial. De fútbol sabe. De la materia prima sabe. Entiende cómo desarrollar al jugador, cómo potenciarlo, cómo hacer que proyecte lo mejor de sí. Sabe exigir compromiso, responsabilidad, trabajo colectivo y sentido de equipo. Gestiona grupos sin poses, sin artificios, sin necesidad de discursos grandilocuentes.
Puede que no se sepa el nombre de un rival, pero sabe perfectamente cómo juega, dónde puede hacer daño y cómo controlarlo. Eso es conocimiento real del juego, lectura profunda, oficio puro.
Durante mucho tiempo fue incomprendido por su estilo. Y ahí es donde quienes analizamos desde este lado debemos hacer una pausa y entender algo fundamental: su trabajo habla por él. Óscar ha demostrado con hechos su enorme capacidad, su profesionalismo y su liderazgo auténtico.
Su éxito no es casualidad. Contagia porque está sustentado en el estudio, la dedicación, el conocimiento y en entender, de la A a la Z, qué necesita un futbolista y un equipo para alcanzar resultados.
Y fuera de la cancha, elige la vida sencilla. La tranquilidad. El calor de su gente, de su familia, de sus amigos, de sus pueblos: Belén y su adoptado Hojancha en Guanacaste . Se acerca a la gente, no se aleja de ella. Por eso ayer, en el estadio, el reconocimiento fue espontáneo, sincero y ensordecedor. El vitoreo no fue solo por un resultado, fue por una trayectoria.
Óscar Ramírez no necesita adornos. Su historia, su trabajo y su coherencia lo dicen todo.









