Después de un inicio del campeonato nacional, hay que dejar que siga suavemente. Tal vez un libro, una leve brisa, y el mar. Podría añadir una limonada con hielo y hierbabuena. ¿Para qué más? Bueno: Agreguemos también unos partidos de futbol.
No voy a echarle palomitas de maíz a las palomas, en un semestre con un calendario entre el torneo nacional, Copa, Selección Nacional y Campeonato Centroamericano.
Es cierto que los entrenadores tienen mucha más ayuda, con especialistas en diferentes áreas, y pueden dedicarse solo a la preparación del equipo.
Sin embargo, ¿cuáles equipos nacionales tienen un cuerpo técnico capacitado? Hablo de preparadores físicos, nutricionistas, entrenadores de porteros, asistentes técnicos, fisioterapeutas, psicólogos deportivos, analista de videos, entrenadores de bola quieta a favor y en contra y hasta especialistas en saques de banda. Además de un cuerpo médico (fisiólogo, fisioterapeuta, técnico en cámara hiperbárica y crioterapia).
Hay una realidad incuestionable y es que los equipos nuestros carecen de especialistas, y sus dirigentes se sienten cómodos nadando en el charco de los equipos del tercer mundo.
Así, con esas evidentes carencias, en un futbol de ciegos, el tuerto es el rey. Saprissa mantiene la misma idea de juego, desde el torneo anterior, y eso le permite posicionar una estructura mejor consolidada. Sin embargo, se comporta como un camaleón. Lo hizo bien en los dos primeros partidos y se destiñó frente al Verde de Belice.
El equipo Alajuelense perdió lo que había ganado en su estructura futbolística el año anterior, y aunque Raúl Pinto, directivo encargado de la parte deportiva dijo muy eufórico: “La crisis acabó”. Lo cierto es que, después del partido frente a Plaza Amador, debe cambiar el verbo acabó, por el verbo inició, ya que el equipo juega a los revoltones, sin ninguna idea que vislumbre el camino a seguir. En términos muy ticos: el accionar de la Liga es pura mejenga.
Herediano es un afiche. Tiene, quizás, la planilla mejor conformada. Tres jugadores por puesto. Invierte como ningún otro equipo, pero su juego es como armar un juego de Puzzle, donde se perdieron algunas piezas.
Hablar de Cartaginés es ver la bolita dando vueltas en la ruleta de un casino. El torneo pasado fueron un equipo vertical, que luchaba todos los balones, mordían en cada sector de la cancha, pero en este campeonato apostaron, hasta ahora, en la elaboración de juego, perdiendo la esencia de sus raíces.
Puntarenas, jugando de local en el Lito Pérez, será un equipo peleón ya que mantiene una idea de juego consolidada, donde solo deben ajustar las piezas que contrataron. Los porteños pueden ser la gran sorpresa.
La decepción sigue siendo el Sporting. Muchos hablan que tiene un gran proyecto futbolístico, pero los resultados en Liga Menor y en la primera división son una desilución. Son esos equipos que no le aportan nada al futbol nacional.
Nota escrita por Erwin Wino Knohr
El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto