Carlos Bilardo: Argentina 1986
La misión de Carlos Bilardo al mando de la selección argentina era cambiarla totalmente. El mal recuerdo del Mundial 1982, donde Argentina cayó en la segunda ronda del campeonato, fue la razón para no darle continuidad a César Luis Menotti y contratar al exfutbolista que brilló en el multicampeón Estudiantes de La Plata. El ciclo de Bilardo se caracterizó por una sentencia: solamente Diego Maradona tenía asegurada la titularidad.
El seleccionador confiaba ciegamente en el talentoso zurdo y lo hizo capitán del equipo, en detrimento del experimentado Daniel Passarella, y construyó un equipo capaz de adaptarse al ‘10’, pero con la personalidad suficiente para jugar aún cuando Maradona no brillara.
El esquema utilizado fue el 3-5-2, aunque con una variante: salvo por las actuaciones esporádicas de Pedro Pasculli, Argentina jugó con Maradona de falso 9. Tanto él como Jorge Valdano se movían por toda la zona de ataque, hecho que hacía casi imposible marcarles. A ellos les acompañó Jorge Burruchaga, mediocampista de gran técnica y mucho recorrido.
En la filosofía de Bilardo, los tres defensores debían ser agresivos y jugar simple, sin entretenerse con la pelota. Argentina, a diferencia de la versión campeona del 78, no jugaba con extremos. La otra gran variante de Bilardo fue el rol de laterales-mediocampistas. Estos debían adaptarse a la zona en la que se estaba jugando y generar superioridades que luego permitirían habilitar a Maradona o Valdano. En esa tarea fue fundamental Sergio Batista, un volante central que no necesitaba hacer largos recorridos para estar cerca de sus compañeros.
Maradona y Bilardo se convirtieron en una de las grandes parejas en la historia de los mundiales. Con ellos como referentes, Argentina obtuvo su segunda Copa en apenas doce años, con un bagaje de 14 goles a favor y 5 en contra en la cita de México 1986.