Enzo Bearzot: Italia 1982
Italia tuvo dos caras en el Mundial de España. Sus primeros tres partidos se saldaron con empates y sólo gracias a la diferencia de goles pudo clasificar a la siguiente ronda. En ella, el equipo de Bearzot mostró una faceta goleadora inédita y de la mano del cuestionado Paolo Rossi obtuvieron su tercera Copa Mundial.
Bearzot dispuso un esquema que mutaba del 3-5-2 al 5-3-2. En él, Gaetano Scirea ejerció de líbero detrás de a línea defensiva, en un rol de corrector defensivo que dio estabilidad a toda la estructura italiana. Esto debido a que cubría las espaldas de Antonio Cabrini y Claudio Gentile. A ellos se le sumaban los dos mediocampistas centrales, Gabriele Orialli y Marco Tardelli. Con este dispositivo, la selección italiana intentó controlar el centro del campo.
En faceta ofensiva Bearzot confió ciegamente en Paolo Rossi. Este delantero había sufrido una fuerte sanción por amaño de partidos que lo alejó de los terrenos de juego durante dos años. A pesar de la poca efectividad mostrada en la primera fase, el entrenador lo mantuvo en la alineación titular. Rossi respondió anotando seis goles en los últimos tres partidos de su selección.
El equipo de Bearzot fue fiel a sus principios y a su juego predominantemente defensivo. Su bagaje de doce goles a favor y seis en contra fue suficiente para obtener la copa. Aunque su explosión futbolística tras la primera fase es lo que ha quedado como marca indeleble de un campeón que parecía no tener con qué llevarse el trofeo.