La derrota de Uruguay ante los ticos 3-1 los dejó últimos en el grupo de la muerte en Brasil 2014. Ahora deberán levantar cabeza ante Inglaterra e Italia.
Aquí la nota del Diario Observador
La táctica de la pobreza
El resultado ya se sabe. Las cabezas bajas celestes ya son historia. Ahora, hay que pensar en Inglaterra, el próximo rival.
Lo que sorprendió el sábado en Fortaleza fue el hecho de que el Maestro Tabárez prácticamente no realizara variantes tácticas, sobre todo, luego de ir –sorpresivamente– en desventaja y cuando al equipo no le salían las cosas.
El primer tiempo fue parejo y Uruguay mostró mayor llegada. Apareció siempre por izquierda el Cebolla Rodríguez en ofensiva, a veces acompañado por Martín Cáceres que fue un muy buen ladero, sobre todo, en materia ofensiva que fue en donde más ayudó.
A diferencia de ello, por derecha las cosas no eran iguales. Maxi Pereira no subía nunca y Cristhian Stuani mostraba corrección táctica en la marca, cubriendo la subida del lateral volante tico por ese andarivel, pero arriba, aportaba muy poco. Poquísimo. Y eso conllevó un problema enorme para los celestes.
Por eso en materia atacante, Uruguay manejó muy poco la pelota con Diego Forlán –por escasos momentos– y Edinson Cavani. Pero el futbolista de Paris Saint-Germain se mostró demasiado solo, no lo habilitaban correctamente y eran muchos para marcarlo. Eso no solo sucedió en la primera mitad, sino que en los 90 minutos.
Mientras tanto, en las distintas líneas, el equipo del Maestro Tabárez pecaba en la mitad de la cancha, con Walter Gargano quien no podía con su marca y además se equivocaba permanentemente con el balón, y Egidio Arévalo Ríos, tambien jugando demasiado solo –como Cavani en ofensiva– que no podía bancar él solo todo en esa zona neurálgica del campo de juego.
El gol le dio cierto aire a Uruguay que comenzó a manejar la pelota con mayor tranquilidad. No obstante, hubo un par de córners –y, sobre todo, uno– de Costa Rica que fueron los detonantes de lo que vendría luego. Se equivocó feo en la salida Muslera y Godín también acompañó mal sin poder despejar.
El esquema táctico que planteó el Maestro Tabárez para la celeste –como se esperaba en lo previo– no difirió en nada con los encuentros anteriores desde hace un buen tiempo. Fueron cuatro hombres en el fondo, dos de marca en la mitad de la cancha, dos más abiertos (Stuani y el Cebolla) y Forlán con Cavani, arriba, aunque el número 10 uruguayo arrancaba desde un poco más atrás.
Todo muy simple y sencillo, pero en la cancha, no se veía tan claro. Lo poco bueno que se había visto en los primeros 45 minutos, se borró con el codo en el período complementario.
Se vino la noche
Pero el segundo tiempo fue un verdadero descalabro. El hecho de haber recibido dos goles en muy pocos minutos, complicó muchísimo al combinado uruguayo. Se perdió en la cancha, dejó la pelota, se dedicó exclusivamente a luchar. Fue un mazazo enorme para los futbolistas quienes no supieron cómo responder ante un rival que seguía sorprendiendo minuto a minuto. Como agrandado (y con razón).
La táctica prácticamente se dejó de lado y todos los jugadores perdieron el eje en el campo de juego. Cavani estaba más solo que nunca arriba. Egidio no podía más, Gargano seguía desconocido.
Pero lo peor sucedía atrás. La línea de cuatro era un descalabro. Maxi Pereira por derecha, Cáceres por izquierda y, sobre todo, (y sorprendentemente) la zaga central de Lugano-Godín.
Uruguay empezó a perder continuamente en lo que era hasta el sábado su punto fuerte: las pelotas quietas. Y el temblequeo se notó. Cada centro que llegaba al área uruguaya era un pedido de ruego para que los ticos no anotaran.
Campbell ya era inmarcable en el primer tiempo, pero en el complemento se erigió en figura. Entonces, esos errores imperdonables de la defensa celeste y de todos sus jugadores quienes marcaban mal en los centros, se tornaron muy peligrosos y llegaron esos dos primeros tantos rivales.
Tabárez apeló a las variantes e ingresaron el Tata González por Gargano y Lodeiro en lugar de Forlán. Nada cambió. Solo que Lodeiro intentó tener más la pelota. Todos pensaban que quizás Stuani pasaría a la ofensiva para ayudar a Cavani, pero no fue tan así. Subió pero ni se notó.
Pero dentro de esos cambios, el DT uruguayo no hizo uno táctico atrás. Pese a que el rival atacó durante los 90 minutos con un hombre solo y que el equipo perdía, Tabárez no colocó nunca línea de tres en el fondo como para liberar a otro hombre en ofensiva.
Costa Rica seguía manejando los tiempos y llegando con peligro, mientras los celestes apenas lo hicieron con un cabezazo de Cavani que Keylor Navas tapó espectacularmente.
El ingreso de Abel Hernández por un Cebolla Rodríguez extenuado, fue para intentar dotar a la ofensiva de mayor llegada y criterio. Pero no hubo cambios sustanciales en el juego de los celestes que deberán cambiar de repertorio contra los ingleses.