Dadas las circunstancias, el combinado tico ha suscitado una expectación especial en la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA Canadá 2014, donde quiere seguir creciendo a pesar de que los resultados todavía no acompañan. El trío formado por María Paula Coto, Gloriana Villalobos y Melissa Herrera, más conocidas como Paula, Glori y 'Ficha', respectivamente, mantuvo una animada charla con FIFA.com. El gran papel de los ticos en Brasil supone una motivación adicional para las jóvenes costarricenses.
“Lo que Costa Rica logró en Brasil 2014 fue muy bonito y yo me emocioné, porque nunca había vivido nada parecido. En Italia 1990 ni siquiera había nacido. La actuación de nuestra selección fue algo inolvidable”, asegura la atacante Melissa, antes de hacer hincapié en otros aspectos que también son consecuencia del éxito del fútbol masculino: la presión y la exigencia de buenos resultados. “Tenemos que saber lidiar con eso, porque se trata de escenarios diferentes. El fútbol femenino todavía no tiene demasiado apoyo en Costa Rica, a diferencia de otros países como Estados Unidos, donde hay ligas profesionales”, explica.
Tanto es así que la impresionante velocidad de Melissa Herrera, una cualidad que pone en muchos apuros a las defensas rivales, no se forjó en la cantera de un club o en una escuela de fútbol, sino en las pistas de atletismo. “Estaba iniciando una carrera como atleta y hasta tengo muchas medallas ya, pero hubo una convocatoria para probar con la selección de fútbol y le dije a mi madre que quería intentarlo. Ella me acompañó y me seleccionaron para entrenar en San José”, relata Melissa con una gran sonrisa en el rostro. “Puedo decir que he aprendido a correr mucho y que en cierta forma sigo siendo una velocista. Lo llevo en la sangre”, añade.
El ejemplo de la selección mayor
El caso de la rápida atacante es ligeramente diferente a los de Gloriana Villalobos y María Paula Coto, otras dos de las jugadoras destacadas del equipo. A pesar de su juventud –tienen 14 y 15 años, respectivamente–, Glori y Paula son dos de las futbolistas más experimentadas del plantel, puesto que ya formaron parte del combinado costarricense sub-17 que actuó como anfitrión de la cita mundialista de la categoría, disputada en marzo y abril.
“Al principio me resultó muy difícil, porque las otras chicas eran muy corpulentas, pero me di cuenta de que, a pesar de la diferencia de tamaño y fuerza, tendría que jugarles de tú a tú y luchar por mi sueño”, recuerda Paula, que admite que a Costa Rica todavía le queda un largo camino por recorrer antes de poder competir de igual a igual con los mejores equipos del mundo. La diferencia es que ahora las chicas ya saben cuál es el camino, puesto que la selección absoluta masculina se lo ha mostrado.
“Costa Rica es un país pequeño, pero el tamaño no importa cuando se sueña con grandes metas, como la selección masculina demostró en Brasil 2014. Nadie daba un duro por ellos, pero el equipo luchó por su sueño y lo consiguió”, asegura Gloriana. El joven combinado costarricense tiene aún posibilidades de seguir adelante en el torneo, aunque tras sus dos derrotas ante Francia y Paraguay, ni ganando a Nueva Zelanda tiene asegurado el pase. Ya no dependen de sí mismas, pero ante las kiwis esperan lograr su primera victoria en un Mundial sub-20. “Vamos a emplearnos al máximo para hacer historia, igual que la selección masculina, pero también para fomentar el desarrollo del fútbol femenino y contribuir a que siga creciendo y recabando apoyos”, concluye Villalobos.
