¡CÓMO DUELE MORIR EN LA ORILLA!
“Seguimos en la parte alta de la clasificación” (DT aspirante al título)
Sucede en Costa Rica y en todas partes. La disputa por el título no está exenta de variables. Y es cuando se está más cerca que brotan los imprevistos. De repente, la suerte se muestra esquiva y lo que antes era positivo, de repente se torna complicado. La bola entraba fácil en el marco y ahora se desperdician ocasiones de gol, que resultan inexplicables. Crece la inquietud y la presión hace cambiar el gesto, la actitud y el comportamiento. Son altibajos donde lo emocional adquiere un papel tan preponderante que se encarama en el escalón más alto.
No se dan los resultados y se buscan excusas, porque no aparecen las respuestas y se presentan situaciones, desconocidas. La unión de grupo se agrieta y el vestuario se sube en un tobogán de sensaciones, sin freno ni control.
En España, en la Liga 1,2,3 (2ª División) el prestigio y nivel de los equipos es espectacular y la integran clubes que a temporadas atrás pertenecieron a la llamada “liga de las estrellas”. El propósito de todos es volver a la máxima categoría, pues afición, estadio y prestigio les sobra. También surgen otras instituciones, con menos historia o afición, que fruto de su organización y trabajo están arriba en la clasificación. Y tanto por resultados como por rendimiento, ocupan lugares de honor en la tabla y tienen aspiraciones y derecho a ascender.
Hablar del Rayo Vallecano, Sporting de Gijón, Real Zaragoza, Cádiz o Tenerife es recordarles en lo más alto del fútbol español. A su vez, otros clubes menos afamados, como Huesca, Numancia o Real Oviedo, acumulan méritos suficientes para pelear los 6 puestos de ascenso directo o mediante la promoción.
A falta de 4 jornadas (12 puntos) 6 equipos optan a las cuatro plazas de clasificación de la liguilla de ascenso, de los cuales solo uno ascenderá. Además, hay tres equipos que pelean las dos plazas de ascenso directo. La respuesta al éxito es lograr dos victorias en casa y una de visitante. O sea, el margen de error es mínimo. Y eso lo saben cuerpos técnicos, jugadores, directivos y aficionados.
Perder uno/tres puntos en casa es despedirse, tras 42 jornadas -y lo que sigue- del objetivo deseado y para el que se trabajó. ¡Cómo duele morir en la orilla!