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La selección de Nicaragua estuvo muy cerca de meterse a las cuadrangulares en la eliminatoria de la Concacaf. El equipo del tico Henry Duarte no pudo hacer valer su casa y cayó de manera agónica ante Jamaica. 

El dolor en la prensa deportiva de Nicaragua se evidenció este miércoles en sus portadas. Eso sí, se despiden con la cabeza en alto y con positivismo de cara al futuro. 

Diario La Prensa 

Nicaragua sostuvo la ilusión de saltar hacia el futuro con una firmeza sorprendente, pero tras 89 minutos de épica resistencia, un gol le hizo despertar del sueño y quedó fuera de las eliminatorias mundialista hacia Rusia 2018. Sin embargo ni la derrota 2-0 ante Jamaica, pudo disipar el entusiasmo, ni la gratitud de más de veinte mil fanáticos, que representando a un país entero, aplaudieron sin cesar a un equipo que merecía la victoria.

A pesar de un gol inicial de Darren Mattock (13’) que ponía en desventaja 1-0 a Nicaragua, la tropa pinolera continuaba con el pase hacia la siguiente etapa en su poder. Y tras ofrecer un aguante monumental, vino el gol que nos eliminó de la contienda.

Luego de un centro, que sucedió a un saque de banda, Darren Mattock asestó la puñalada al conjunto nicaragüense, que trató de remar contra corriente, pero falló en el intento. Y aunque la tropa pinolera quedó de cara a las estrellas, irremediablemente estaba en el piso. Pero en lugar de llorar, los fanáticos ofrecieron el mejor homenaje posible a sus guerreros con una lluvia aplausos en una noche que parecía ser mágica, pero justo cuando el agotamiento y la derrota asomaba por los ojos de Jamaica, vino el gol de Mattocks y mató la ilusión de la escuadra nica. Después de sobreponerse al nerviosismo inicial, el equipo de Henry Duarte pasó de tirar pelotazos y emplear trazos largos, que mostraban a Jamaica como el claro dominador, a una etapa en la que Nicaragua le hizo bajar el ritmo, mediante toques y rotaciones que le permitieron llegar al arco contrario y crear peligro, aunque desajustes en la puntería impidieron la igualdad en el marcador. La mejor oportunidad en el primer tiempo fue creada por Juan Barrera, quien a través de un pase retrasado por derecha, habilitó a Carlos Chavarría, quien disparó un balazo frenado por el travesaño, cuando el arquero Andre Blake ya había sido superado. El público rugió en las tribunas, pero luego se hizo el silencio, antecedido por un lamento masivo. Nicaragua cerró con el voltaje alto y consciente que debía adueñarse del balón, evitar trazos largos que terminaban en los pies jamaiquinos. Y así comenzó el segundo tiempo, en el que dejó en claro sus intenciones mediante un cetro de Josué Quijano, que Norfran Lazo malogró. Juan Barrera siguió multiplicándose y generando oportunidades, pero siempre faltó el último toque, el definitivo que hoy nos tendría celebrando el avance hacia un terreno inexplorado por el modesto futbol nacional. 

EL EQUIPO PELEÓ CADA MINUTO

Lo mejor de la noche fue el público, con su desbordante entusiasmo y su buen comportamiento, pero los guerreros que estaban en el campo merecieron todo ese apoyo por su pelea cada minuto. Juan Barrera mostró el progreso que tiene su juego tras su experiencia en Europa y logró unas filtraciones espectaculares. De igual manera fue estupendo el trabajo de Fernando Copete repeliendo amenazas de los jamaiquinos. Justo Lorente se creció bajo una constante presión y Manuel Rosas debió ser sacado en camilla porque ya era imposible que siguiera en el campo tras semejante entrega. Anoche asistimos a un partido que nos mostró a un equipo con agallas, con carácter y con futbol, al que desafortunadamente le faltó un gol. Ese gol habría significado el avance a la fase de grupos e implicaba una gran exposición mediática para el club pinolero. Ahora queda tomar las lecciones que ha dejado esta experiencia para seguir creciendo. Pero estos muchachos han pasado a la historia porque escaparon a la medriocridad, derrotaron el miedo y dejaron alto el patrón para las nuevas generaciones de futbolistas en nuestro país.

Alegría y llanto en las Tribunas del Estadios 

Una manada de Guardabarrancos manchó el azul celeste, que lloró con los futbolistas, admiró el nivel de juego y aplaudió las llegadas oportunas que terminaron fallidas, en casi goles, en ilusiones. Estar en el Estadio Nacional de Futbol no era un lujo, sino una obligación. Las cifras mentían. Dieciocho mil personas no estaban congregadas, había millones de almas en busca de cumplir un anhelo. Ni el chubasco de la lluvia que refrescó Managua en horas de la tarde evitó que la fiebre futbolística se detuviera. Cada nicaragüense ondeaba una bandera desde temprano o traía una camisa o tenía la cara pintada con colores que reflejaban a la patria. Las ventas de vigorón, quesillos y diferentes tipos de bebidas fueron controladas. Nicaragua cumplió a cabalidad las medidas de seguridad planteadas por la FIFA, echando al cesto de la basura la clasificación como un desafío de alto riesgo. A eso de las 6:30 arribó la barra jamaiquina, integrada por unas 150 personas, parecían una colmena de hormigas desvastadas. Con sus camisas amarillas no lograban iluminar ni sus gritos. Estaban perdidos y desorientados por tanto bullicio ensordecedor pinolero. El himno nacional se escuchó en el firmamento. Había un unísono que hinchaba de orgullo al país. La música tuvo que dejar de sonar para dar lugar al cántico de los congregados. Cuando salieron los jugadores al campo, hubo un júbilo perpetuo, nadie tomó su silla durante los 90 minutos, todos de pie hasta el final, cuando las lágrimas arroparon a cada uno de los guerreros en el terreno de juego.

 

¡Por qué Señor no completó el milagro!

¡Por qué Señor! Si tú no haces milagros a medias, ¡Por qué Señor! Si se hicieron llegadas claras ¡Por qué Señor! Si el país empezaba a creer, había deleite en los toques, alegría en los desbordes y entusiasmo en los disparos. Esta fue la síntesis de todas las cosas buenas, el acopio de todas las virtudes, era un juego independiente del pasado, con vida propia. Nicaragua estaba ahí a un minuto de conseguir su máxima proeza, sin embargo el gol de Simón Dawkins al 89’, destrozó las almas, los corazones se paralizaron y todavía nadie lo cree, es el final de todo. ¡Por qué Señor! Si se consiguió lo que faltaba, continuidad en los despliegues, concentración mental en el partido, cada jugador se hizo más jugador, como Juan Barrera dejando ridiculizada a la defensiva jamaiquina, quien con sus pases mortíferos no fueron aprovechados por Norfran Lazo. ¡Por qué Señor! Si anoche la Azul y Blanco mostró todo lo que se necesitaba para triunfar, para electrizar las tribunas, para desorientar al rival como sucedió en casi todo el duelo, para levantar al propio equipo. Los muchachos manejaron estampa, riqueza, técnica y velocidad de concepción de jugadas, hubo ejecución inventiva, en suma: clase, de aquel inhumano sufrimiento de unos héroes que no querían abdicar en ningún momento.

 

 

NUEVO DIARIO 

De la sonrisa al llanto, de lo sublime al suplicio, de la gloria a la amargura. La Selección Nacional de Futbol vivió una noche triste; se quedó a la orilla de hacer historia. Un gol de Simon Dawkins en el minuto 89 acabó con una novela que parecía tener un final feliz, pero no, el futbol fue ingrato con los guerreros pinoleros, Jamaica venció 0-2 a Nicaragua en el Estadio Nacional de Futbol y puso fin a un sueño que lamentablemente no se hizo realidad.

Nicaragua se quedó con la ilusión de clasificar a la fase de grupos de las eliminatorias mundialistas rumbo a Rusia 2018. Caímos 3-4 en el global, duró pocos días el éxtasis de derrotar a Jamaica en Kingston 2-3, ayer se jugó bien, hubo manejo de la pelota, creación de jugadas inesperadas que se tradujeron en oportunidades claras para aniquilar a Jamaica. La Selección dominó el encuentro, pero pagó caro las desconcentraciones en momentos cumbres y en la agonía dejó escapar el botín.

 

¡Debilidad aérea! Una de las acciones del juego.

Cambió mucho el libreto respecto al desafío de Kingston. A Nicaragua le costó acomodarse en los primeros 20 minutos, no tuvo ideas claras con la pelota, y el nerviosismo provocó errores en la entrega, el medio campo no tenía estabilidad y la defensiva mostró desconciertos que Jamaica hizo pagar en el primer intento.

Se sabía que Nicaragua podía sufrir por arriba. Lo vimos en Kingston, era predecible que por la fortaleza física y la altura de Jamaica, seriamos bombardeados constantemente en el juego aéreo. Y por esa vía cayó el primer gol, Jamaica cobró un tiro de esquina, nadie pudo despejar la pelota que quedó a la deriva en el área y apareció Darren Mattocks en el minuto 13, fusilando a Justo Lorente.

0-1 adelante Jamaica y Nicaragua empezó a sentir la presión del marcador global. Esos tres goles de visitantes en Kingston tenían clasificada a la Selección que poco a poco empezó a despertar después del contra visitante, generó juego ofensivo, con Juan Barrera desequilibrante e inquietante constantemente; Franklin se adueñó del medio campo dándole estabilidad junto a Marlon López, Carlos Chavarría desconcertaba con su movilidad en las bandas, y Norfran Lazo, afectado por molestias intentaba molestar a los gigantes defensores centrales de Jamaica.

 

¡Ese fallo de Norfran!

Y fue precisamente Lazo el hombre que tuvo la oportunidad más clara del partido. Estando solo en el área cara a cara con el arquero jamaiquino, desperdició el empate. Disparo inocente con la derecha y ocasión pérdida. ¿Se imaginan ese gol cantado? Jamaica hubiese sido enterrado sin nadie velándolo en tierra ajena. En el 27´, ya había amenazado Nicaragua con otro disparo letal de Chavarría que pegó en el larguero, después de un desborde descomunal por la derecha de Juan Barrera, quien le dio el pase.

Nicaragua se fue en desventaja finalizada la primera mitad, pero dejó una sensación de dominio. Y así inició el segundo tiempo como un tren avasallador, se fue encima de Jamaica, manejó y circuló la pelota de forma impecable. Barrera se incendió por la banda derecha, que partidazo hizo el “iluminado”, desequilibrando y dejando rivales en el camino

Y así pasaron los minutos, llegó el 80´ y se estaba rosando la historia sin saber que el verdugo de Nicaragua entraría desde la banca tres minutos después. Simon Dawkins salvó a los jamaiquinos, un saque de banda desde la izquierda cerca del área cayó en sus pies y no dudó ni un segundo en ejecutar un disparo de derecha imparable que se coló en el lado derecho de Lorente. 

El gol cayó en el minuto 89, nadie lo podía creer. La tristeza se hizo palpable en las gradas y en la cancha. Finalizó el partido, los jugadores rompieron en lágrimas en el césped, fue un momento duro, un luto que perdurará algunos días, pero que servirá para convertirse en más fuertes. Estos muchachos no tienen porqué sentirse decepcionados, se entregaron con el alma y dejaron un recuerdo de valentía, coraje, y buen futbol. ¡Gracias!

5 victorias y 1 derrota fue el balance de Nicaragua en las eliminatorias rumbo a Rusia 2018.

 

LA TRINCHERA

Cuando faltaban  dos minutos para el final del partido, Simon Dawkins borró la sonrisa del pueblo nicaragüense, al marcar el 0-2 y darle a Jamaica la victoria que lo clasificó a la cuarta fase del premundial de Concacaf.

La anotación del jamaiquino fue como un balde de agua fría que apagó el festejo de los seguidores pinoleros, quienes habían colmado las graderías del Estadio Nacional, en Managua.

 La fiesta nicaragüense  comenzó desde muy temprano y el optimismo se reflejaba en todos los sectores de la sociedad. 

Los jugadores dirigidos por el costarricense Henry Duarte tenían la ventaja de haber ganado a domicilio 3-2, por lo que requerían al menos perder por un gol para avanzar a la siguiente fase.

Es por eso que cuando Dawkins marcó el gol para los visitantes, el mundo se les vino encima a los locales, ya que solo restaban 120 segundos para la conclusión del juego, más los cuatro minutos añadidos por el árbitro.

 

Llanto y dolor

Las sonrisas se borraron del rostro de los espectadores y la tristeza dio paso a la impotencia por la derrota.

Los visitantes habían anotado su primer tanto en el primer tiempo, cuando Darren Mattocks aprovechó un servicio de Je Vaughn Watson, al minuto 12, tras un tiro de esquina.

Los pinoleros reaccionaron y al 27’, Carlos Chavarría pegó el balón en el horizontal y en el epílogo del complemento, Norfran Lazo envió fuera una oportunidad clara tras quedar solo frente al arquero caribeño Blake.

El tiempo avanzaba al igual que el nerviosismo de los anfitriones, quienes con Juan Barrera y  Carlos Chavarría por los costados intentaron llevar peligro al marco contrario, pero sin la precisión y contundencia necesarias en el último cuarto de juego.

La anotación de Dawkins destrozó los corazones de los centroamericanos  y las lágrimas brotaron en la afición y el equipo. Los jugadores Daniel Cadena, Raúl Leguías,  Luis Galeano y Juan Barrera no pudieron controlar sus emociones y el llanto fue su mejor aliado.

Sin embargo, a pesar del dolor por la eliminación, los aficionados del Estadio Nacional aplaudieron a sus guerreros.

Ahora Jamaica integrará el Grupo B, junto a Costa Rica, Panamá y Haití, que continúan su camino hacia el Mundial 2018.

 

 

 

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