Sporting volvió a dejar en evidencia un problema que ya no es nuevo, pero que sí se hace cada vez más grave: la incapacidad para terminar las jugadas.
El equipo construye, avanza, progresa por los costados y por dentro, teje posesiones largas y llega a zonas prometedoras… pero cuando llega el momento donde se define el fútbol, se cae a pedazos.
El partido ante Alajuelense este domingo fue otro capítulo bochornoso de un equipo que se pierde en su propia indecisión, que falla en el pase final, que escoge mal la jugada, que centra sin sentido, que remata sin convicción y que parece no comprender qué hacer cuando el arco está a la vista. Sporting no perdió porque no llegara: perdió porque, cuando llegó, no supo qué hacer con la pelota.
Errores en cadena en el último cuarto de cancha
Lo más llamativo —y preocupante— es que estas fallas se repiten jugada tras jugada. No se trata de un mal centro aislado, un pase equivocado o un remate defectuoso. Es un patrón sostenido. Una señal clarísima de que algo no está funcionando en el trabajo del día a día.
• Centros sin dirección, enviados al vacío o directamente a pies rivales.
• Pases filtrados mal medidos, sin timing, sin lectura, sin intención real de gol.
• Remates desesperados, elegidos por impulso y no por criterio.
• Dudas en el mano a mano, donde el jugador parece no saber si enganchar, soltar o buscar el arco.
• Decisiones tardías, que vuelven predecible cada intento ofensivo.
Sporting hace la gestación, inicia con paciencia, mueve la pelota, pero no tiene claridad para terminar la jugada. Y en el fútbol profesional, un equipo que no define, simplemente no compite.
¿Y la autocrítica?
Si lo mostrado en la cancha fue pobre, lo ocurrido en conferencia de prensa resultó aún más desconcertante. El entrenador Mainor Díaz evitó hablar de estos errores. No profundizó en el desorden en el último cuarto de cancha, no señaló la falta de decisiones correctas, no tocó la ausencia de precisión ni la desesperación al definir.
Y ahí nace la gran pregunta:
¿Cuánto trabajo serio se está haciendo realmente para que este equipo mejore?
Si no hay una autocrítica honesta, seria y responsable, entonces no hay avance posible. No se puede corregir lo que el propio entrenador no está dispuesto a admitir públicamente.
Cuando la forma de fallar dice más que el resultado
Lo de Sporting no solo fue malo: dio pena. Mostró un equipo frágil mentalmente, pobre tácticamente y estancado futbolísticamente. Un equipo que progresa 60 metros con esfuerzo… para regalar la jugada en los últimos diez.
Y eso no solo deja mal a los jugadores: cuestiona directamente al cuerpo técnico.
Porque cuando las fallas son repetidas y colectivas, no son casualidad.
Cuando todos se equivocan en lo mismo, no es mala suerte.
Cuando se llega, pero no se define, es porque la idea no está clara o no está trabajada.
Un llamado urgente
Sporting necesita:
• Trabajo real en toma de decisiones.
• Entrenamiento específico en definición bajo presión.
• Claridad en patrones de ataque.
• Responsabilidad individual y colectiva.
• Y sobre todo, un entrenador que acepte lo evidente y que lo enfrente, no que lo ignore.
Porque si no se reconoce el problema, entonces Sporting seguirá luciendo igual: inofensivo, predecible y perdido en el momento más importante del juego.


