Los medios españoles apuntaron contra todos, excepto Keylor Navas, tras una nueva derrota del Real Madrid. Los blancos cayeron contra Tottenham y los comentarios de la prensa española no se hicieron esperar.
Tres artículos de la prensa española, así lo reflejan:
A menos de tres semanas para el inicio de la temporada, el mejor portero que tiene el Real Madrid es Keylor Navas. No solo porque está sano (a diferencia de Thibaut Courtois, lesionado), sino porque está a un nivel excepcional. Ante el Tottenham, primero de los dos partidos del equipo madridista en la Audi Cup de Múnich (Alemania), el costarricense dio una exhibición. Si no llega a ser por él, al Madrid le habría caído algún gol más del subcampeón de la Champions, que ganó 0-1 con un gol de Harry Kane.
Keylor Navas no tendría que estar en el Real Madrid, pero ahí sigue. Lo enviaron rumbo al Manchester United en el fichaje fallido de David de Gea, estuvieron a punto de contratar a Kepa Arrizabalaga y finalmente le trajeron a Courtois, pero no se dio por aludido y se ha negado a irse. La vuelta de Zinédine Zidane, que ha sido uno de sus grandes protectores y paró la llegada de Kepa, no cambió la situación. El francés se plegó ante el deseo de club y asumió que el portero titular tenía que ser Courtois, pero ni así ha conseguido el Madrid dar salida a Navas.
No está claro si actuaciones como la de este martes ayudan a una posible salida o la dificultan, porque la figura de Keylor Navas dentro del equipo se agranda. Ante el Tottenham realizó paradas de todos los colores: tiró de reflejos con remates dentro del área, estuvo atento con disparos lejanos, paró por arriba y por abajo, también en el mano a mano. Evitó que los problemas defensivos del Madrid, como en toda la pretemporada, se traducieran en varios goles.
Courtois, duda para iniciar la Liga
El tico demostró estar en un muy buen momento de forma justo cuando su competencia está de baja. Thibaut Courtois no viajó a Múnich por una lesión. El portero belga sufrió un esguince de grado II en el tobillo izquierdo y es muy poco probable que vuelva a jugar en pretemporada (tras la Audi Cup, el Real Madrid jugará dos amistosos más). Es duda para el estreno liguero, el próximo 17 de agosto en Vigo. Si no llega, Navas empezará como titular la temporada, una imagen que reflejaría el problema de Zidane con la portería: arrancaría el curso con un jugador al que el club lleva tiempo intentando quitarse de encima. Pero ni él quiere irse ni llegan grandes ofertas. Y seguramente lo segundo sea una consecuencia de lo primero.
"No vamos a tener el tema el próximo año de los porteros. Va a estar bien claro. Te lo digo yo", dijo Zidane en abril cuando le preguntaron por el futuro de la portería madridista. Casi cuatro meses después, la única novedad es que su hijo Lucas juega cedido en el Racing de Santander. Navas sigue en la plantilla en contra de los deseos del club. No es la situación ideal, aunque Zidane estará encantado por la competencia entre sus dos porteros. Sabe que si Courtois baja el nivel, Keylor va a responder.
Ni la escabechina que le hizo el Atlético en Nueva Jersey persuadió al Real Madrid de que sin intensidad, compromiso y concentración es imposible competir en el fútbol de élite. Penalizado por los mismos pecados que le enterraron el curso pasado y amenazan con sepultarle de nuevo en el que ya asoma de no mediar un propósito de enmienda que sólo se vio en la segunda parte, los blancos dilapidaron la primera ante el Tottenham en un nuevo ejercicio de apatía devenido en herejía cuando enfrente se halla todo un subcampeón de Europa.
Mucho más rodados, con su estreno en la Premier a la vuelta de la esquina, los 'Spurs' infligieron la tercera derrota de la pretemporada al equipo de Zidane, que perdió una ocasión de resarcirse tras la humillación a que le sometió días atrás su rival de la capital y agudizó las dudas sobre un proyecto tocado ya antes de que la campaña dé su pistoletazo de salida. De no contar con tan negro precedente, lo sucedido en el Allianz Arena apenas pasaría de anécdota, pero viniendo de tamaño vapuleo, carga de argumentos a quienes agitan el fantasma de la crisis.
Tiene trabajo por delante Zidane en las dos semanas y media que restan para el inicio de la Liga, pero sigue remiso a variar su hoja de ruta. En un escenario que allanó el camino a la 'décima', la 'duodécima' y la 'decimotercera', el marsellés ratificó su apuesta por la vieja guardia y refrendó su alergia a las revoluciones. La zaga y el portero del trienio de 'orejonas' sin freno, Modric y Kroos en la sala de máquinas y Benzema como referente de un frente de ataque en el que irrumpieron dos fichajes, Hazard y Rodrygo.
Errores de principiante
El Tottenham se hizo enseguida con el mando ante un Madrid en el que Hazard se movía más por el centro, dejando a Rodrygo el costado izquierdo. Los blancos precisan que el belga opere como dinamizador de un ataque previsible hasta la saciedad. Pero sin creación de juego ni su inmenso talento socorrerá a un conjunto que sigue famélico en la medular. Modric y Kroos naufragaron una vez más. Sin ancla que les guarde las espaldas, ni elaboran ni sostienen. Casemiro, cogiendo forma en Valdebebas, es imprescindible aun si llega Pogba.
Pero la debilidad en el centro del campo no es ni mucho menos el único mal recurrente de los blancos, que siguen lastrados por errores de principiante. En esa faceta se lleva la palma Marcelo, que vivió un 'déjà vu' cuando acudió al rescate de una bola que se iba fuera y sirvió en bandeja el gol a Harry Kane. Era el 30 de julio de 2019 y el Allianz Arena, pero bien podía ser el 15 de agosto de 2018 en Tallín, cuando una Supercopa de Europa encarrilada se fue por el desagüe para regocijo rojiblanco. Si el 'killer' inglés llega a ajustar el disparo tras un fantástico pase de Lamela, el destrozo para un Madrid al que ya había salvado en varias ocasiones Keylor Navas hubiese sido mayor.
La libertad de Lamela no era sino el producto de la desidia en la presión de los futbolistas de Zidane, otro pecado que va camino de ser endémico, como la renuencia a golpear a la mínima oportunidad, algo que no se ve desde la fuga de Cristiano Ronaldo. El primer remate lo ejecutó Kroos y apenas fue digno de tal nombre por lo timorato. Probó asimismo Hazard, también con nula fortuna. Y aunque Benzema tuvo una buena oportunidad tras una contra liderada por Hazard, su disparo con la zurda cogió demasiada altura.
No viró de hombres Zidane en el descanso. Tiene claro su ejército y se inmolará con él si hace falta. Sí refrescó su once Pochettino pese a que el asfixiado en el primer tiempo fue el Madrid. Mejoraron en cualquier caso los blancos, que elevaron líneas, acudieron por fin a la refriega y obligaron al menos a que su rival se enfundase el uniforme de combate.
Amenazaron Benzema y Hazard, reforzados por Vinicius alcanzado el ecuador de la segunda parte mientras Valverde aportaba el brío del que carece Kroos. Pero de nuevo Keylor Navas tuvo que evitar que Son, Harry Kane y Dele Alli agrandasen la brecha con sus reflejos felinos. El costarricense fue de largo el mejor de su equipo, sacando provecho de la ausencia por lesión de Courtois, al que de nuevo comprometerá si el belga no eleva sus prestaciones por mucho que Zidane y la directiva le hayan revestido de galones. Sólo el arquero al que enseñaron la puerta de salida mereció el indulto en otro día para la zozobra del madridismo.
Ni veteranos ni noveles. Al Madrid se le echa el tiempo encima y sigue bajo los efectos de la onda expansiva de su derrota ante el Atlético. Benzema no marca. Hazard no aparece. Modric no manda. Kroos no defiende, Vinicius y Rodrygo están verdes, Marcelo dormido y la defensa, en excedencia. Sólo agarrado a un Keylor excepcional evitó que el Tottenham le pusiera la cara colorada. También dejaron brotes verdes los minutos que tuvo Kubo, el que más promete de las promesas. Esto va a salir bien, fue el mensaje de Zidane en el velatorio de Nueva Jersey. Le va a costar explicar cómo.
Amistoso es un adjetivo que le encaja cada vez peor a un partido de fútbol. Más en los macrotorneos de reciente creación, que agrupan a casi todas las casas reales del continente. Más cuanto se acercan agosto y la competición oficial (la Premier ya nos pisa los talones). Más si, como en el caso del Madrid, se llega con un revolcón vecinal en la mochila. También las pretemporadas generan números rojos.
Con ellos se presentó el equipo de Zidane y un cierto lifting en el once. No en el centro del campo, donde volvió a emparejar a Kroos y Modric, que hasta ahora han sido cualquier cosa menos una frontera, pero sí con un 4-2-3-1 bien definido, con Lucas Vázquez en la derecha, Rodrygo en la izquierda y Hazard en la mediapunta. Probablemente la versión más extendida del equipo hacia las bandas. No resultó. El Madrid se parece sospechosa y dramáticamente al del curso pasado. Y Benzema, al primer Benzema, el que vivió a espaldas del gol.
El Tottenham vistió impecablemente su alineación: siete de los que jugaron la final de la Champions y Dombele, su compra más valiosa. Y se tiró a la yugular del Madrid con una presión de castigo, hasta el mismo área. Sin duda, huele ya el principio de la Premier. Y esa intensidad es muy venenosa para este Madrid sin ritmo, sin gracia, sin moral, sin piernas. La impresión es que sigue donde lo dejó en mayo, en el mismo punto depresivo.
Así que el Tottenham metió el partido en un puño casi desde el comienzo, enganchado a la habilidad de Lamela, la soltura de Eriksen, la capacidad para incordiar de Son y el instinto asesino de Kane, el nueve alfa del fútbol mundial. Un Keylor heroico salvó las tres primeras. No pudo con la cuarta, en jugada muy del curso pasado: por evitar un saque de banda le regaló Marcelo a Kane un pase que le puso frente a Keylor. Ahí ya fue hombre muerto. En un lance similar comenzaron a enfermar Marcelo y el Madrid hace un año, en la Supercopa de Europa ante el Atlético. Luego el costarricense evitó el segundo, aunque también Benzema se dejó ir dos muy claras para el empate. Hazard, presunto remolque, sigue siendo talento oculto. Está claramente fuera de punto.
En la segunda parte cambió nueve el Tottenham y descompuso la figura. Y el Madrid siguió con los mismos, pero con más esmero y atención. Eso equilibró la situación, aunque los momentos de dominio del Madrid fueron sosotes, sin arrimarse verdaderamente al gol. Todo lo contrario que las llegadas del Tottenham. Keylor volvió a ser decisivo en remates de Son y Dele Alli.
El duelo acabó con Rodrygo en una banda y Vinicius en la otra. Lo que un día puede ser y aún no es. Al primero le anularon un gol, el segundo pasó de puntillas. En los últimos diez minutos sólo se dejo ver Kubo y así el Madrid sumó su tercera derrota en cuatro partidos. Todos los rotulos le indican la dirección del mercado.