En la limpia que quiere hacer Florentino Pérez, de jugadores acomodados y que han tenido un bajo rendimiento esta temporada, el que ocupa el primer lugar es Isco.
El malagueño tiene un gran problema y si se pensaba que había ganado el pulso a Solari lo tiene crudo. Poco o nada puede celebrar porque aunque despidan a Solari, en el club quitan el cartel de intransferible al malagueño. A Isco se le pone en el mercado o mejor dicho: él se ha abierto la puerta de salida por una mala actitud. Acaba contrato en 2022, su cláusula es de 700 millones de euros y no se trata de regalarlo. Lo que hará el Madrid es escuchar ofertas por el malagueño, abrir negociaciones e ingresar el mayor dinero posible. Llegó en 2013, costó 30 millones de euros y habrá clubes que le interese reforzarse con el talento de un jugador que se desenchufó del Madrid con la salida de Julen Lopetegui.
La apuesta de Isco pasaba porque el entrenador argentino fracasara y así tener la tranquilidad de que seguiría más tiempo en el Real Madrid. El problemón de Isco trasciende lo deportivo. Afecta a una falta de disciplina que no puede pasar por alto ni permitir el presidente y es imposible que olvide o perdone el Bernabéu. La afición no va a mirar para otro lado. No sólo ha estado muy por debajo del nivel que se le exige cuando le ha tocado jugar sino que no le ha importado echar un pulso a Solari a sabiendas de que el capitán —Sergio Ramos– le avisó de cambiar la actitud.
Ha sido imposible hacer entrar a Isco en una dinámica positiva y constructiva. El club analiza las decisiones que hay que tomar después del fracaso de una temporada que se ha tirado a la basura en seis días con las derrotas en los dos Clásicos y la hecatombe contra el Ajax. Da igual que siga o no Solari. Isco queda señalado desde cualquier punto de vista y es difícil defender los motivos que le han llevado a ser protagonista de diferentes polémicas extradeportivas. Desde negarle la mano a Solari en Eibar, increpar a la grada norte del Bernabéu, hacer un desplante al delegado —Chendo–, utilizar las redes sociales para decir que Solari no le da oportunidades y negarse a estar en la charla del entrenador en el partido del Ajax y no subirse al autobús con el equipo para ir al estadio.
El fichaje de Hazard
A la espera de que Florentino decida qué hacer con Solari, el escenario que se le presenta a Isco es negro. El próximo partido del Real Madrid es el sábado contra el Celta en casa y la afición puede arremeter contra el malagueño. Solari no le quiere y lo ha demostrado dejándole fuera de la convocatoria de Valladolid cuando el equipo tiene un buen número de lesionados –Bale, Vinicius y Lucas Vázquez–. Ha preferido a dos canteranos: Seoane y Cristo. De cara a sus compañeros, Isco también está desacreditado.
Siga o no Solari, qué entrenador puede querer a un jugador que tiene malos comportamientos cuando no juega. Este es problemón al que se enfrenta y que tienen en cuenta en el club. Sólo uno podría rescatarle y reconducir sus malos modos. Sería el regreso de Zidane. Otros podrían rechazar a un jugador poco implicado y egoísta. Es difícil reconstruir un equipo con los problemas que ha generado Isco. A lo que se suma la postura presidencial. La limpia de Florentino está enfocada a quitarse de en medio a los caprichosos. Entre ellos están Isco y Bale. El nuevo Real Madrid necesita caras nuevas y mucho compromiso. Fichajes como Eden Hazard, que ilusionan a la afición y a los dirigentes, que sean capaces de liderar un proyecto. El belga, además, ocupa el sitio de Isco. Jóvenes como Vinicius que han conseguido enganchar con la grada y demostrar que tienen frescura, energía y son competitivos.
El final de temporada de Isco va a ser muy difícil en el Real Madrid después de que se conozca que ha sido expedientado y se confirme su falta de compromiso y respeto. A partir de este momento se escucharán esas ofertas que puedan convencer al club, aunque la postura de Florentino sea la de no tener la intención de malvender al malagueño. El Real Madrid tiene un problema que afronta desde la autoridad y la disciplina que se le exige a todos los futbolistas. Isco se ha sobrepasado y a ello se une la información que manejan en el club de una falta de forma física.