El destacado ciclista costarricense Andrey Amador se encuentra actualmente bajo seguimiento médico especializado tras habérsele detectado una fibrosis miocárdica, una lesión en el músculo del corazón que podría estar relacionada con los años de sobreentrenamiento durante la etapa formativa de su carrera profesional.
El diagnóstico fue confirmado por el doctor Carlos Brenes, cardiólogo de Vivit Salud, quien explicó que la fibrosis actúa como una especie de “cicatriz” en el corazón. Aunque Amador no presenta síntomas agudos como palpitaciones o desmayos, esta condición puede derivar en arritmias u otras alteraciones del ritmo cardíaco, por lo que requiere un manejo cuidadoso y continuo.
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“Andrey es un ejemplo de la importancia de revisarse a tiempo, de vencer ese temor a que me van a encontrar algo. Esto ya no es solo un requerimiento de la élite, es una obligación”, afirmó el Dr. Brenes.
El especialista fue enfático en que esta condición no significa retirarse del deporte, sino aprender a dosificar las cargas y adaptar la rutina. Lo comparó con una lesión de menisco en un futbolista: “A veces se puede reparar, otras puede empeorar si no se maneja bien”.
Amador prioriza su salud y calidad de vida
A sus 39 años, Amador ha tomado con madurez el diagnóstico y en conjunto con su equipo médico decidió no someterse a intervenciones invasivas, optando en cambio por reducir la intensidad de sus entrenamientos.
“Si me hubiera pasado a los 20 años, probablemente habría corrido el riesgo. Hoy tengo mi familia, mi carrera hecha, y no quiero arriesgarme innecesariamente”, expresó el ciclista.
El tico, que recientemente participó en una competencia en Nicaragua, ha pausado temporalmente el ritmo habitual de sus rutinas. “Estuve varios días sin entrenar. Ahora salgo tranquilo, hago dos o tres horas como máximo, ya no llevo el cuerpo al límite como cuando iba al Tour de Francia”, explicó.
Una nueva etapa con el mismo espíritu
A pesar del ajuste físico, Amador deja claro que no se alejará de la bicicleta. Su enfoque actual es mantener una vida activa, pero bajo parámetros que prioricen su salud cardíaca y su bienestar integral.
Este caso pone sobre la mesa la conversación sobre los riesgos del alto rendimiento prolongado, y la necesidad de revisiones periódicas incluso en atletas de élite. También resalta el ejemplo de deportistas como Amador, que entienden que el retiro no es sinónimo de rendición, sino una evolución responsable de la carrera deportiva.
Fuente teletica.com
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