Los únicos que entienden a Jafet Soto son Aquil Alí, Orlando Moreira y algunos de sus seguidores, o al menos eso parece.
Cada vez que Herediano tiene un traspié, como lo tuvo frente al Estelí de Nicaragua, Jafet sale a la prensa, como cada 2 de noviembre lo hacen los familiares, a darle brillo a las lápidas y llenar el cementerio con historias y flores.
Es curioso que sea después de algún traspié del Herediano que nos lleve a la rutina de los recuerdos para justificar los fracasos. Es como cada 2 de noviembre cuando los difuntos aparecen con una o varias frases que buscan dejar su herencia a los demás.
“Siento que, de repente, Estelí me eliminó con Wálter López en la cancha (árbitro) y ahora lo vuelve a hacer. Si vemos la falta que supuestamente es... no es falta. Pero bueno, este es el tema de quitar a (Carlos) Batres en Costa Rica. Yo pago caras las decisiones del árbitro... muy caro. Con él mismo en la cancha, en el Nacional, me pasó. Nosotros quedamos invictos en esta copa, pero así es el fútbol.” (Jafet Soto, Periódico La Nación).
Llama la atención que para dolerse de algún traspié, se digan frases en los medios de comunicación con hechos sucedidos hace muchos años. No es de extrañar que sean excusas relacionadas a un difunto, sino que aparezca el difunto junto a la persona que lo recuerda. Entonces no se sabe bien qué pretende Jafet: si lamentar la pérdida de su equipo o presumir de él mismo. Es una actuación propia por la que se distingue al auténtico protagonista.
Hay otra costumbre que debe extrañar: que Jafet le diga a los difuntos como si todavía vivieran cuando en realidad se está hablando a él mismo pero en voz alta y culpando a otras personas.
No tiene ningún sentido pero a Jafet le resulta la única opción razonable. Porque algunas cosas hay que seguirlas diciendo hasta el final y, por supuesto, más allá de haber fracasado.
Escrito por Erwin Wino Knohr: *Máster en Comunicación. Lic. en Periodismo. Lic. en Educación Física. Entrenador de futbol y baloncesto