De nuevo, enfado general en el mundo del ciclismo por una caída provocada por un aficionado imprudente. Durante los últimos kilómetros de la París-Roubaix, Yves Lampaert, del Quick-Step, se fue al suelo cuando luchaba por entrar en el podio.
Fue durante los famosos adoquines de esta durísima clásica que reúne a miles de amantes del ciclismo en el llamado 'infierno del norte', y provocó que el ciclista no pudiera seguir.
Apenas bastó un leve toque del hombre para que la carrera llegara a su fin para el belga, lo que pone de nuevo sobre la mesa el debate del comportamiento de algunos aficionados que acuden a las carreras.
Dylan Van Baarle campeón
El neerlandés Dylan Van Baarle (Ineos Grenadiers) ofreció un alarde de fuerza y de sentido táctico sobre los adoquines para proclamarse en solitario vencedor de la 119 edición de la París-Roubaix disputada entre Compiègne y Roubaix con un recorrido de 257.2 kms.
Van Baarle (Voorburg, 29 años), segundo en el reciente Tour de Flandes, saboreó en el velódromo de Roubaix el triunfo más importante de su carrera profesional, como final de una escapada en solitario gloriosa, que le permitió lanzar los brazos al cielo a lo campeón.
No se lo creía Van Baarle, maquillado por el polvo del camino. Entró en meta con las manos en la cabeza. Pero era verdad, una realidad, ganó la clásica de las clásicas con un tiempo e 5h.37.01, con una ventaja amplia de 1.46 minutos sobre un pequeño grupo perseguidor encabezado por el gran favorito, el belga Wout Van Aert (Jumbo Visma), recuperado del Covid, pero sin fuerzas en los momentos claves de la prueba.
Cerró el podio el suizo Stephan Kung (Groupama), uno de los protagonistas de la carrera junto a los anteriores, el belga Tom Devriendt (Intermarche), cuarto, y el esloveno Matej Mohoric (Bahrain Victorious), quinto.
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