Las mejoras deportivas están permitiendo exprimir los límites de edad en cada edición de los Juegos Olímpicos, y aunque varía mucho de una disciplina a otra, lo cierto es que hay una tendencia al alza en el promedio de edad.
El caso más extremo de Tokio es el del jinete Andrew Hoy, que hace unos días consiguió el bronce para Australia con nada menos que 62 años.
Aunque actualmente la media de edad entre los hombres es igual que en los Juegos de Helsinki de 1952, 27 años, hubo un tiempo entre los ochenta y los noventa en que bajó drásticamente. Montreal 1976 y Moscú 1980 fueron los juegos donde la media de edad de los deportistas fue la más baja de todos los datos disponibles.
Así, Moscú también fue, junto a Seúl 1988, la edición con menor brecha de edad entre mayores y jóvenes. En ambas ediciones, solo 10,2 años separaban la media de la disciplina más joven, natación, de la que más veteranos tenía, hípica.
La evolución se nota especialmente entre las mujeres: han pasado de los 23 a los 26,5 años de media desde los años cincuenta hasta Tokio, casi igualándose por primera vez con los hombres desde que empezó a estrecharse la brecha a partir de los años ochenta, cuando la media para ellas llegó a situarse en los 22 años.
En la década de los noventa, muchas disciplinas se abrieron a la participación femenina y eso fue aumentando la edad. Ya no solo compiten mayoritariamente en gimnasia rítmica o natación, más exigentes en términos de envejecimiento, también en otras como vela, tiro o peso, donde el desempeño no está tan condicionado a la fecha de nacimiento. Por eso, en cada Olimpiada puede verse atletas más mayores en disciplinas como balonmano, hockey, tenis, gimnasia o natación.
Llegar antes o después a disputar unos Juegos Olímpicos depende mucho de cada disciplina, por eso las edades medias varían mucho de unas a otras. Sin embargo, hay una tendencia común hacia la longevidad gracias a las mejoras en los entrenamientos y a la investigación en ciencia deportiva.
En líneas generales, los mejores resultados se consiguen en torno a los 30 años. En ese momento, se alcanza el nivel máximo de oxígeno que el cuerpo puede usar, transportar y utilizar.
A partir de la treintena, empieza un declive progresivo de un 10% por década, 5% en el caso de los deportistas. Lo mismo ocurre con la frecuencia cardiaca y con la masa corporal. “Además de perder explosividad con el tiempo, también las células que sirven para regenerar el daño que supone entrenar decaen con la edad. Tenemos menos capacidad de recuperarnos”, explica explica Jordan Santos, doctor en Fisiología del Ejercicio por la Universidad del País Vasco..
Por eso, en estas olimpiadas hemos podido ver a deportistas como Pau Gasol competir rebasada la barrera de los 40 años.
“También influye el apoyo que tengan en su carrera para seguir o no compitiendo. Si tienes ayuda económica y no tienes que pensar en qué vas a hacer a partir de los 30, puedes afrontar una carrera larga y eso es fundamental a la hora de rendir”, añade el doctor.
Otras veces es la normativa la que obliga a subir la edad de los atletas que compiten. Nadia Comaneci marcó un antes y un después cuando consiguió un 10 perfecto con tan solo 14 años en 1976, no solo por su hito, también por su repercusión.
Su hazaña hizo que en las siguientes Olimpiadas, las de Moscú, participasen muchas más gimnastas jóvenes, y de hecho esos juegos tienen la edad media más baja en la historia de esta disciplina: tan solo 16,5 años.
Preocupados por los efectos físicos y psicológicos que esto podía tener entre las gimnastas tan jóvenes, en 1981 la Federación Internacional de Gimnasia elevó el límite de los 14 a los 15 años para poder competir. Más adelante, en 1997, se volvió a subir hasta los 16, el requisito que rige ahora.
En el caso del fútbol, también han influido los cambios normativos. Desde Barcelona 1992, ya no se puede clasificar a mayores de 23 años.
La razón es histórica: cuando el fútbol profesional empezó a ganar popularidad, la competencia con las citas olímpicas empezó a incrementarse y la FIFA —que es cotitular en la organización del torneo olímpico— impuso un límite de edad para diferenciarlo de la Copa Mundial.
Además, como hasta entonces la única condición era ser 'amateur', los futbolistas de Europa del Este jugaban con ventaja, sostenidos económicamente por los gobiernos soviéticos a diferencia de sus rivales, que no podían dedicarse tantos años a la competición. Actualmente, todo el equipo debe cumplir el límite de edad impuesto en Barcelona, salvo tres jugadores por país que sí pueden ser más mayores.
Es la única disciplina con límite por arriba. En el resto, pueden competir incluso jubilados, como Mary Hanna, jinete australiana que con 66 años se está jugando su sexta edición en los Juegos. La primera fue en Atenas 1996. Además de cada federación, también cada país puede establecer un mínimo de edad para participar en unos Juegos Olímpicos. La gran mayoría lo permite a partir de los 13 años, aunque algunos como Colombia, Hong Kong o la Federación Rusa lo elevan a los 18.
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