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La condesa del tenis Steffi Graf cumple 50 años

Leyenda del tenis, embajadora deportiva, siete vences campeona de Wimbledon, 22 títulos en torneos de Grand Slam, 377 semanas como número uno del mundo. Stefanie Maria Graf, desde siempre llamada Steffi por todos, cautivó al mundo del tenis en los años 80 y 90.

Ningún superlativo parece alcanzar para rendir homenaje a una de las mayores estrellas deportivas de Alemania.

“No la llamaron ‘condesa’ (Gräfin en alemán) por nada, sino porque simplemente es única. Es probable que nunca volvamos a tener una jugadora así”, dice Boris Becker.

“Steffi ha sido una jugadora de clase mundial, una de las mejores jugadoras de tenis de la historia”, afirma el ex tenista alemán Tommy Haas. “Sí, es incomparable”, asegura su antiguo entrenador Klaus Hofsäss en el semanario deportivo “Sport Bild”.

Graf cumplirá mañana 50 años. Pero mientras que su homólogo masculino Becker es omnipresente, ya sea como comentarista de televisión o en la federación nacional, y regularmente aparece en los titulares debido a su vida privada, Graf vive con su marido Andre Agassi y sus hijos Jaden Gil (17) y Jaz Elle (15) en Las Vegas, Estados Unidos, retirada de la vida pública.

Rara vez da entrevistas, las apariciones públicas para auspiciantes o de su fundación “Children for Tomorrow” son raras. A principios de año, Graf explicó a los periodistas del diario australiano “Herald Sun” que sus hijos no habían podido viajar porque tenían que ir a la escuela.

Una vez confesó a la revista alemana “Gala” que ella era más valiente que su esposo a la hora de un imprevisto, como por ejemplo saltar de un avión con paracaídas. Por otra parte, le aseguró al periódico “Bild am Sonntag” que ella “nunca” discutía con su esposo. Pero más allá de estas declaraciones aisladas, la ex tenista no deja entrar a la prensa en su vida privada.

La carrera profesional de Steffi Graf como tenista culminó en agosto de 1999 en un torneo en San Diego. Ese mismo año, en el Abierto de Francia, había ganado el último de sus 22 títulos de Grand Slam, con una victoria por 4-6, 7-5 y 6-2 sobre la suiza Martina Hingis en una de las finales más memorables de la historia, conducida a la victoria por un público parisino excepcionalmente fanático. “Es el recuerdo más maravilloso de mi carrera”, aseguró alguna vez Graf.

A lo largo de su trayectoria ganó 107 torneos. Además de los siete trofeos de Wimbledon, sumó seis del Abierto de Francia, cinco del Abierto de Estados Unidos y cuatro del Abierto de Australia en su vitrina.

Las estadísticas de la Asociación del Tenis Femenino (WTA) enumeran 902 victorias y 115 derrotas en individuales y un acumulado en premios de 21,9 millones de dólares. En 1988, la “condesa” conquistó el Slam de Oro al ganar los cuatro torneos Grand Slam del año, y sumó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Seúl.

En Alemania fue distinguida como la deportista del año, recibió la Cruz Federal al Mérito y es miembro del Salón de la Fama del Deporte alemán. Sin embargo, también tuvo que soportar golpes bajos, como el juicio por evasión fiscal contra su padre, Peter Graf. Pero no ha hablado públicamente sobre cómo celebra su cumpleaños, cómo vive y cómo se ve su vida cotidiana hoy en día.

Otros hablaron y hablan de ella: El periódico “Bild” rinde homenaje a “La más grande de Alemania” con una serie diaria que se abrió con una carta de la ganadora de Wimbledon, la germana Angelique Kerber, en el “Bild am Sonntag”.

“Tu corazón combativo y tu fuerza para dar vuelta partidos sin esperanza me formaron desde el principio y me mostraron lo que es posible si nunca pierdes la fe en ti misma”, escribió Kerber.

Becker, de 51 años, la homenajeó la semana pasada en el Abierto de Francia.

“Felicitaciones de mi parte, duele un poco tener 50 años, pero puedes superarlo”, dijo el tres veces ganador de Wimbledon. Pero hay un deseo que Graf no podrá cumplirle: “Me gustaría que fuera más frecuentemente a los Grand Slams”, dijo Becker. “Pero ella vive su propia vida”.