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La realidad que viven los futbolistas ticos en el exterior ante un mercado cambiante

Europa es el mercado predilecto. Es un destino donde los compradores buscan calidad y pagan por ella, pero también están dispuestos invertir a bajo precio en jugadores jóvenes aunque sea solo por un invierno o verano, como se venden los zapatos en cada estación climática.

¿Por qué siempre que se anuncia el interés por un jugador en territorio europeo Portugal está entre los países interesados? Según un reporte de FIFA Global Transfer Report, Portugal fue en el año 2022 el país europeo que importó más jugadores con 901 para jugar en diferentes divisiones. Le siguió España con 633, Inglaterra 607 y Francia con 560.

¿Por qué ese interés en traer jugadores, sobre todo menores de 23 años? Porque de esa manera evitan pagar los derechos de formación a los equipos portugueses, españoles, ingleses o franceses formados en esas ligas que puede llegar hasta los 80 mil euros.

Benfica es especialistas en tener una fábrica maquiladora de jugadores; caso del argentino Enzo Fernández que este club lo compró por 18 millones de euros con variables al River Plate, jugó en ese equipo seis meses y recién lo vendió al Chelsea en 120 millones de euros. River se dejó además 25% de esa venta.

Por tal razón es común que los equipos, desde quinta división hasta la primera liga, que participan en diferentes campeonatos distritales y regionales, tengan en sus filas muchos jugadores extranjeros.

Aunque hay una ventana abierta para los jugadores nacionales en Europa, no tienen la calidad de Keylor Navas, (juega a préstamo en el Nottingham inglés al no ser deseado por el PSG), de Celso Borges, Oscar Duarte, Giancarlo González, Junior Díaz, Paulo Wanchope, Randall Azofeifa, Cristian Gamboa, Bryan Oviedo, Bryan Ruiz y Gilberto Martínez.

Al bajar la calidad en los últimos años, las ventas ya no son ventas, ahora son préstamos con opción de compra, pero al comprobar los compradores la calidad de los jugadores formados en fábricas nacionales con maquinaria obsoleta, en su gran mayoría son devueltos a veces sin jugar o haciéndolo poco. Los más persistentes se quedan participando en segunda, tercera, cuarta y quinta división, donde ganan de 2000 a 100 euros al mes, más hospedaje y alimentación.

Tal el caso de los porteros Patrick Sequeira (23 años), que en esta temporada aún no debuta con el Lugo de la Segunda División de España y su equipo lucha por no descender a la Tercera División. El otro, Anthony Walker (22 años), es un jugador persistente: fue contratado por el Sporting de Lisboa, este equipo lo prestó al Barreirense de Cuarta División (descendió el campeonato anterior al campeonato distrital). Sporting desistió de renovarle el contrato y ahora juega en el SC Praiense de las Islas Azores en el campeonato nacional de esa zona. (Cuarta división).

¿Quiénes son la esperanza de Costa Rica? Tres jugadores que llenan los medios de comunicación nacionales. Aunque jueguen diez minutos por partido, o solo estén en la banca son noticia: Manfred Ugalde en el Twente, primera división en Países Bajos, Alonso Martínez en el Lommel de la segunda división de Bélgica, Jewison Bennette en la segunda división del Sunderland inglés, y ahora lo enviaron a la Sub-21 de ese equipo posiblemente para darle rodaje.

Brandon Aguilera a préstamo en Estoril Praia y Road Wilson contratado en Gil Vicente. Ambos clubes de Portugal que luchan por no descender de categoría. ¿Jugarán en el primer equipo o en las divisiones menores? Por ahora todos son  la esperanza de nuestro futbol.

Otros jugadores deambulan por la MLS, Asia, Turquía, Grecia, Arabia Saudita, Bangladesh, Colombia y Centroamérica con un sombrío panorama futbolístico, que les permite ganar algunos dólares y asegurar el futuro.

Como el mercado de los zapatos, el de jugadores jóvenes está produciendo un nuevo estilo: los que tienen alguno de sus padres costarricenses y son publicitados como futuras estrellas. Muchos son promocionados por la prensa como los “legionarios desconocidos”.

A nadie le interesa en cuál división están inscritos; cuántos minutos juegan durante el campeonato o cuál es su rendimiento. Llamémoslo caritativamente: son una bolsa mixta de jugadores. Su repentina fama promocionada le brinda oportunidades y plataformas que de otro modo nunca habrían estado disponibles para ellos; invitaciones a microciclos, fogueos y hasta partidos de las selecciones nacionales y elogios sin investigar por la prensa de su realidad futbolística.

Con el tiempo la memoria oscurecida por una red de desinformación y distracción, complejidad y fatiga, escuchando la misma melodía una y otra vez en el cerebro de los dirigentes y entrenadores les hace pensar que vamos por el camino correcto.

Al fin qué importa: los vendedores de zapatos seguirán ofreciendo, convenciendo y vendiendo en un mercado donde solo se abre si el producto ofrecido tiene bajo precio. Lo mismo con la venta de jugadores que siguen teniendo el sueño de triunfar en el futbol.

** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto

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