El puesto de jerarca de un equipo de fútbol representa una gran responsabilidad. Por tal razón, normalmente se procura colocar en tal sitial a una figura que demuestre eficiencia, sentido de identidad, y visión para concebir su institución como empresa, pues para bien o para mal, es así como funcionan actualmente los clubes en el balompié moderno.
De tal forma, se han hecho cargo de la presidencia de equipos, desde humildes personeros con una inquebrantable voluntad para tratar de hacer las cosas bien -algunos incluso poniendo de su propio bolsillo para solventar inconvenientes económicos-, hasta empresarios millonarios que exhiben una desafortunada personalidad soberbia, que toman decisiones antojadizas y aprovechan sus funciones para catapultarse luego a puestos en la política. Dentro de estos últimos, se encuentra el chapín Roberto Arzú…
Hijo del entonces mandatario de la república de Guatemala, don Álvaro Arzú Irigoyen, Roberto ocupaba la presidencia del equipo Comunicaciones en marzo de 1999, cuando en nuestro país se estaba disputando la quinta edición de la Copa UNCAF. Para ese momento, eran parte de las filas del conjunto ‘crema’ los jugadores costarricenses Floyd Guthrie, Allan Oviedo, Ronald González, Mauricio Solís y Rolando Fonseca, toda una legión tica al servicio de Arzú y con el firme objetivo de convertir al cuadro chapín en un peso pesado de la CONCACAF.
Polémico jerarca. Roberto Arzú “coleccionó” enemigos en su gestión como presidente del Comunicaciones guatemalteco: les quedó debiendo dinero a los ticos Floyd Guthrie y Alexandre Guimaraes, así como al guardameta chapín Édgar Estrada. En 2019 se lanzó a presidente de Guatemala, pero finalizó quinto entre todos los candidatos.
En el caso de Fonseca, a punto de cumplir el par de años con Comunicaciones, ya era un ídolo del club. Y es que además del poder ofensivo que ostentaba en aquel entonces ‘el Amigo del Gol’, y un recorrido de siete años vistiendo la camiseta roja de ‘la Sele’, había hecho su ‘presentación en sociedad’ en el balompié guatemalteco como los grandes, pues en su primer juego oficial le tomó tan solo 42 segundos marcar su primera anotación; su tempranero tanto, por cierto, fue récord en aquel país.
De lleno con ‘la Tricolor’ en el certamen interselecciones del istmo, ‘el Rolo’ empezó a erigirse como la figura destacada del representativo nacional que dirigía el colombiano Francisco ‘Pacho’ Maturana. Con dos dianas de Fonseca, Costa Rica superó en el segundo puesto la primera fase del torneo, detrás de Honduras y por encima de Belice. Así, el siguiente reto consistía en la cuadrangular final por el título, instancia en la que ‘la Nacional’ se las vería con Guatemala, Honduras y El Salvador.
Entonces, el 24 de marzo de aquel año ‘la Sele’ enfrentó al combinado chapín, que arribaba al compromiso tras haber terminado líder de su grupo. Rolando Fonseca se midió en la gramilla del viejo Estadio Nacional en la Sabana con varios de sus compañeros ‘cremas’, así como con algunos de sus archirrivales del Municipal, y pronto se dio cuenta de que la tarea no era fácil. El conjunto guatemalteco planteó un buen bloque defensivo para tratar de contrarrestar los ataques ticos a cargo del mismo Rolando, así como de Jafet Soto y Froylán Ledezma. La artillería pesada costarricense no lograba vulnerar la portería de Edgar Eladio Estrada, hasta que el crack tico del Comunicaciones se encontró un balón suelto en el área grande, y soltó fuerte derechazo que por fin fue a dar a las redes. ¡Gol de Costa Rica! Gol de Fonseca, quien a todo pulmón gritó su obra al unísono con las miles de gargantas de aficionados costarricenses presentes en las gradas del escenario josefino.
1-0 fue el marcador final. ‘La Sele’ dio un paso importante al abrir la cuadrangular final, y Rolando Fonseca, que se confirmaba como el futbolista más valioso de la selección local, además se colocaba en la cima de la tabla de goleadores junto al catracho Milton ‘Tyson’ Núñez. Hasta ahí todo muy bien con ‘Rolo’ en ‘la Tricolor’, pero vino la entrevista a Roberto Arzú…
El mandamás del Comunicaciones, que por supuesto apoyaba a su selección chapina, dejó salir toda su frustración por la derrota y se le ocurrió cuestionar la efusividad con la que su jugador costarricense había gritado el gol en el partido de marras. “¿Por qué no celebró así sus goles contra Belice?”, señaló sin el mínimo reparo de sensatez. Fonseca, quien a sus 24 años sabía manejar ese tipo de situaciones, supo responder con diplomacia y afirmó que la emotividad del momento era otra puesto que la Selección venía de sufrir una derrota contra Honduras, lo que le bajó las revoluciones a las torpes intenciones de su patrón.
Días después Rolando levantaría la copa de campeón centroamericano, al tiempo que se coronaría máximo anotador del torneo (con un total de cinco goles). Por su parte Arzú celebraría el subtítulo chapín, que le daría el boleto a Guatemala para la Copa Oro de la CONCACAF, y por lo tanto, su tranquilidad…
Y esa fue la brillante y curiosa participación de Rolando Fonseca en la UNCAF de 1999, en la que resultó monarca y goleador, para lo cual tuvo que eludir no sólo la fortaleza de los zagueros rivales, sino además la ridícula susceptibilidad del presidente de su equipo en Guatemala. Una historia más de nuestros ‘legionarios’; ¡pura vida!
* El autor es historiador de fútbol costarricense y responsable de la página de Facebook Gol de Camerino; pronto estará publicando el libro Nuestros primeros legionarios. Futbolistas ticos en el mundo 1875-1990.