En el balompié actual, el que los jugadores combinen de buena manera los estudios con su carrera profesional como futbolistas, además de una acertada decisión, es una práctica muy común, pues afortunadamente existen muchas posibilidades a su disposición para poder cumplir con ambos roles.
En el caso de nuestros ‘legionarios’, la tarea resulta aun más meritoria, pues deben cumplir a cabalidad incluso en ámbitos académicos de mayor rigurosidad que los que hallan en la patria propia; es decir, difícilmente en otras latitudes vayan a gozar de un trato preferencial por parte de sus profesores tan solo por el hecho de ser “estudiantes-futbolistas”... Eso sin mencionar que en muchos casos el compromiso en las aulas requiere la comunicación en un idioma distinto al materno, así como el hecho de tener que superar ciertas barreras culturales…
Nombres como Paulo César Wanchope, Pablo Chinchilla, Celso Borges y Joel Campbell, por citar solo unos cuantos, son buenos ejemplos recientes de nuestros representantes en el balompié del extranjero que además de triunfar con sus equipos, dedicaron parte de su experiencia allende las fronteras ticas a estudiar…
Así, quise dedicar estas líneas no solo a enaltecer a jugadores como los mencionados un párrafo atrás, sino también a compartirle al estimable lector de everardoherrera.com algunos casos y curiosidades sobre unos compatriotas que hace muchas décadas partieron a otras naciones para hallar mejores oportunidades económicas que las que les ofrecía nuestro fútbol no remunerado, al tiempo que decidieron combinar entrenamientos, tacos y balones, con lecciones universitarias, libros y lapiceros, y como curioso factor común, todos se interesaron por la carrera de odontología, en una época en la que en nuestro país ni siquiera se había fundado la primera universidad…
En la década del 30, Hernán Bolaños, goleador del Orión, tenía como meta no solo vulnerar las porterías rivales, sino además hallar la oportunidad de iniciar estudios en alguna universidad de renombre en nuestro continente. De tal forma, en 1930 viajó a Cuba para vincularse al equipo Fortuna, al tiempo que planeaba matricularse en la prestigiosa Universidad de La Habana. Sin embargo, la suerte terminaría dándole la espalda, pues para el preciso momento de su arribo a la isla prevalecía una pesada situación social en la que el pueblo, y especialmente los estudiantes universitarios, se habían lanzado a las calles a manifestarse en contra de las medidas autoritarias del gobierno dictatorial del General Gerardo Machado; este, como represalia, ordenó el cierre de aquella casa de estudios, en una muy desafortunada pero típica acción de las tiranías como la suya.
Cuatro años después Hernán finalmente cumpliría su sueño, por cuanto luego de reforzar en gran forma al cuadro chileno Audax Italiano, le fue ofrecido un contrato profesional con el club, fundado por la colonia italiana en la nación trasandina. Una de las principales razones que lo motivaron a viajar al Cono Sur fue justamente la opción de iniciar estudios de odontología en la Universidad de Chile. Así lo hizo, y en 1940 Bolaños regresaría a nuestro país, donde pondría en práctica los conocimientos adquiridos en cirugía dental, al impartir lecciones en la Facultad de Odontología de la Universidad de Costa Rica, así como al dirigir la Jefatura de Cirugía Oral del Hospital San Juan de Dios.
Otro futbolista-odontólogo graduado en el extranjero fue Jorge Dávila, hábil atacante josefino del CS La Libertad. Así como le sucedió a Hernán Bolaños, a Dávila también en un principio se le desvaneció una gran oportunidad de estudiar, pues al arribar en 1936 a Barcelona para convertirse en ficha del RCD Español, tenía todo listo para iniciar estudios universitarios; incluso su contrato profesional tenía como cláusula de rescisión el eventual caso de que el jugador desatendiera sus responsabilidades académicas. Empero, para el momento de su arribo a ‘la Ciudad Condal’ se topó con una España convulsa en plena guerra civil iniciada por el golpe de estado ejecutado por el General Francisco Franco y su bando falangista, que obligó la salida prematura del tico tan solo tres meses después.
A finales del año siguiente la vida le brindaría una segunda oportunidad a Jorge Dávila, pues tras la visita que el cuadro cubano Centro Gallego realizó por nuestro país, los forasteros quedaron admirados con el juego del delantero, a quien contrataron de inmediato. El entonces exliberto viajó a inicios de 1938 a Cuba para sumarse a las filas galleguistas, y además se inscribió en la Universidad de La Habana, donde obtendría el título de cirujano dental. Después de la Revolución Cubana de 1959, el tico regresaría al terruño, donde continuaría ejerciendo su profesión, y a partir de 1962 se incorporaría al profesorado de Odontología en la UCR.
Asimismo, cabe mencionar un par de casos en los que dos de nuestros representantes futbolísticos en el exterior no lograron concretar la meta académica. Uno de ellos fue Alejandro Morera Soto, quien poco antes de partir a España en 1933 afirmó en una entrevista que deseaba estudiar odontología mientras cumpliera su aventura europea. Sin embargo el posterior artillero del FC Barcelona, Hércules de Alicante y Le Havre francés aparentemente nunca llevaría a cabo tal tarea, por cuanto no existe prueba documental -ni en hemerotecas nacionales ni españolas- de que así lo haya hecho…
El otro caso corresponde al delantero manudo José Luis ‘Chime’ Rojas, quien en 1942 viajó a México con el fin de jugar para el RC España del Distrito Federal, primero, y luego el Moctezuma de Orizaba. ‘Chime’, que cuatro años antes había sido el cumiche (16 años) de la selección nacional en los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Panamá (justas que por cierto se había perdido Jorge Dávila debido a su viaje a Cuba), en tierras aztecas y entonces ya con 21 años de edad también tenía como objetivo iniciar la carrera de odontología, mas esto último no se concretaría debido a que el habilidoso jugador empezó a desatender sus obligaciones estudiantiles, razón por la cual una vez que su señor padre se enteró, le solicitó su inmediato regreso al país, con el fin de enderezar su camino…
Y estos fueron solo unos cuantos casos de jugadores ticos que quisieron combinar el fútbol con los estudios mientras desarrollaron su aventura en el exterior, hace ya muchos años. Fueron grandísimos jugadores de la historia nacional, y es justo que del mismo modo que hoy enaltecemos sus éxitos deportivos, elogiemos su iniciativa de procurar formarse académicamente, en especial en una carrera como la odontología, que tanto bien le brinda a nuestra población, sobre todo en aquellos tiempos en que Costa Rica adolecía una carencia de conocimientos en esa ciencia de la salud… ¡Honor a quien honor merece!
* El autor es historiador de fútbol costarricense y responsable de la página de Facebook Gol de Camerino; pronto estará publicando el libro Nuestros primeros legionarios. Futbolistas ticos en el mundo 1875-1990.