“EL AUTÓGRAFO”
“Papá: ¿si voy con la bandera, parará?” (Niño costarricense)
Puede ser que para un futbolista firmar un autógrafo sea algo insignificante, pero para el aficionado es un recuerdo para toda la vida. El problema radica en ¿cuál es el momento idóneo para obtener del jugador esa ansiada firma, en una camiseta con su nombre, en un balón o en una prenda del hincha?
En el caso de Real Madrid C.F. hemos presenciado (por curiosidad) esta llamada “operación autógrafo”. Y así igual que sucede en Valdebebas (lugar diario de asistencia a entrenamientos), pasa en el Santiago Bernabéu, cuando los madridistas terminan el partido y abandonan el estadio.
Casi todo aquel que se lo propone, termina frustrado. Y más aún si va con niños, cuya ilusión no entiende de formalismos, ni mucho menos de excusas o este tipo de actitudes despreciativas.
“El tico” que viaja a Madrid, tiene dos consignas. Una es el “Tour en el Bernabéu”, a un precio nada económico, con atractivas fotos virtuales con “los cracks”, que encarecen más aun el valor de la entrada. Y tampoco resisten la tentación de comprar la camiseta de su jugador preferido, que no siempre es la de Keylor Navas, aunque esto resulte, cuando menos, sorpresivo.
El segundo cometido es conseguir un autógrafo. Tiene dos-tres opciones…
Desplazarse a Valdebebas, por la mañana, e ir a la puerta a esperar a que lleguen “los artistas del balón”. Y estos, a lo lejos van asomando el morro de sus carros de lujo, mientras los aficionados se preparan para “el ataque”. Ya motores acelerados, vidrios polarizados, ventanas cerradas, maniobras en “zig-zag” y la ayuda de la policía, sirve para que, uno a uno, ingresen en la ciudad deportiva, sin que uno solo detenga su auto, baje la ventanilla y firme autógrafos. Y el que lo hace, sabe “la marabunta” que le cae encima; mientras sus compañeros atrás presionan para que no se detenga.
Y si no hubo éxito en la entrada, más difícil será a la salida, ya que suelen circular más apresurados. Tal pareciera que tuvieran que llegar a tiempo y marcar en el reloj de la oficina.
Queda una tercera opción y es cuando juegan en el Bernabéu. Empero, hay que descartarla. La Policía Municipal, a pie, caballo o carro, se encarga de mantener a los aficionados en las aceras. Y desde allí ven como “los ídolos” salen del estadio y aceleran sus motores, ninguneando a quienes ondean la bandera de Costa Rica, gritando ¡Keylor! con la esperanza de ser oído o atendido.
Quizás haya excepciones, pero un autógrafo es más que complicado, dado que estos profesionales del fútbol olvidaron sus raíces y a sus compatriotas. Ahora viven en el “Olimpo de los Dioses”.
Para: Everardoherrera.com
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.- Juan Luis Hernández-Fuertes