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Al menos 31 personas han muerto y otras 161 han resultado heridas en los atentados de hoy en el aeropuerto de Zaventem, en Bruselas, y la estación de metro de Maalbeek, en el centro de la capital europea, según la ministra de Sanidad, Maggie De Block.
Los dos ataques del aeropuerto provocaron al menos 11 fallecidos y 55 heridos. Inicialmente se informó de que el número de muertos en estas detonaciones había sido de 13.
Por otro lado, el atentado en la estación de metro, ubicada en el barrio donde se encuentran la mayor parte de las sedes de las instituciones europeas, ha dejado al menos 20 muertos y 106 heridos. Según el alcalde, la situación en el metro es “caótica”, con un “trabajo importante para identificar las víctimas”. Todo el transporte público en Bruselas fue suspendido y las principales estaciones de trenes evacuadas.
El fiscal del tribunal de primera instancia de Bruselas ha confirmado que las explosiones en el aeropuerto de Zaventem y en el metro se han debido a sendos atentados.
Medios belgas aseguran que las explosiones en el aeródromo ocurrieron sobre las 08.15 horas (07.15 GMT), cuando se produjo una densa humareda que se divisaba a través de los cristales rotos de la terminal, que era abandonada por los viajeros de forma precipitada.
Poco después, otra explosión sacudió la estación de metro de Malbeek, una zona administrativa de la capital europea muy concurrida a esa hora.
Este último atentado provocó que toda la red de transporte público de la capital europea quedara bloqueada.
Presidente de Francia, François Hollande, consideró la gravedad de los ataques: “Los terroristas atacaron Bruselas pero el objetivo era Europa”.
Poco después de las 8H00 (0700 GMT), dos explosiones casi simultáneas golpearon el área de salidas del aeropuerto internacional de Bruselas.
“Primero hubo una pequeña explosión y después una más fuerte a la altura de facturación”, afirmó la periodista del diario sueco Svenska Dagbladet.
“Todo el edificio tembló, hay humo por todas partes y personas tiradas en el suelo en la terminal (…) Han caído trozos del techo”, añadió.
En imágenes televisadas podían verse escenas de pánico, con cientos de pasajeros huyendo de la terminal de la que salían columnas de humo, y ventanas reventadas.
El techo “se cayó, había un olor a pólvora”, contó a la AFP Jean Pierre Lebeau, un francés que acababa de llegar desde Ginebra.
“Un hombre gritó unas palabras en árabe y escuché una gran explosión”, dijo en tanto a la AFP Alphonse Lyoura, que trabaja en la seguridad del equipaje de los vuelos hacia África.
“Era el pánico general. Me escondí y esperé cinco, seis minutos. Algunas personas vinieron a pedirme ayuda”, agregó este hombre, que tenía aún las manos ensangrentadas.
“Ayudé al menos a siete heridos. Retiraron cinco cuerpos que ya no se movían”, continuó, explicando que “muchos perdieron las piernas”.
“Veía gente en el suelo con sangre que ya no se movía. No estoy bien psicológicamente. Es el horror, Bélgica no merece eso”, dijo sin poder contener el llanto.
El ministro del Interior, Jan Jambon, elevó la amenaza antiterrorista en el país al máximo nivel.
Las explosiones de este martes se producen tras la detención el viernes en Bruselas de Saleh Abdeslam, principal sospechoso de los ataques terroristas de París en noviembre, tras cuatro meses de fuga.
Las autoridades belgas cerraron el metro, el aeropuerto, el tranvía, los autobuses y las principales estaciones ferroviarias de la capital.
La Comisión Europea pidió a su personal que no vaya a trabajar o permanezca en las oficinas.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, condenó en un comunicado los “ataques terroristas”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, expreso hoy su profunda tristeza por el ataque “cobarde” en Bruselas, que, dijo, es un “atentado contra nuestros valores y contra nuestras sociedades abiertas”.
El centro de crisis del gobierno belga exhortó asimismo a los residentes de Bruselas a quedarse en casa.
Por su parte, las autoridades de varios países europeos reforzaron la seguridad en sus aeropuertos y fronteras con al menos Gran Bretaña, Francia, Alemania, Holanda y Dinamarca anunciando un incremento de los controles.
Además, Eurostar, que enlaza París y Londres con Bruselas por tren, suspendió los viajes a la capital belga.
Las reacciones políticas no se hicieron esperar.
“Es un ataque contra la Europa democrática. Jamás aceptaremos que terroristas agredan a nuestras sociedades abiertas”, afirmó inmediatamente el primer ministro sueco, Stefan Löfven.
Por su parte su homólogo danés, Lars Løkke Rasmussen, denunció en Twitter un “ataque abyecto”.
Las principales bolsas europeas se vieron afectadas tan pronto como saltó la noticia, con caídas de en torno al 1%.