Las buenas sensaciones del Bayern Múnich en la Champions League se transforman en la Bundesliga. Nuevo tropiezo del equipo de Julian Nagelsmann, que perdió este sábado el primer partido de la temporada ante el Augsburgo (1-0) y se aleja de la cima de la clasificación.
Desde 2002, hace 20 años, el Bayern de Múnich no había encadenado cuatro jornadas de la Bundesliga sin un solo triunfo como ahora, con tres empates y la derrota padecida este sábado en el duelo bávaro contra el Augsburgo, que lo presionó, lo aplacó, lo sorprendió y lo doblegó con un gol de Mergim Berisha a la hora del duelo, con varias paradas impresionantes del portero Rafal Gikiewicz, sobre todo al cabezazo de Manuel Neuer en la penúltima ocasión, y con un mérito indudable.
Ya no infunde tanto temor. Aturullado por tres empates consecutivos, relanzado con su victoria frente al Barcelona entre semana en la Champions, se topó con un Augsburgo sin complejos, que miró a la cara a un equipo infinitamente superior desde cualquier perspectiva antes del encuentro, pero al que se opuso con agresividad y una presión adelantada, intensa e ingobernable para el que la sufre. Hasta que lo noqueó.
El poderoso equipo de Julian Nagelsmann es vulnerable, cuando lo acechan como lo hizo el Augsburgo, en esa agitación trepidante con la que se empleó para no darle ni un solo metro a nadie de medio campo hacia adelante del Bayern Múnich. Ni un solo margen para la imaginación, la maniobra o el contragolpe hacia su territorio, defendido en última instancia por el portero Gikiewicz, certero cuando nada de eso funcionó en algún tramo temible.
Tal era el panorama a la media hora del choque que Manuel Neuer, que alcanzó a Sepp Maier con 437 partidos en la Bundesliga, había sido tan protagonista en el partido, cuando el zurdazo de Niederlechner lo solventó con la estirada y la rotundidad de uno de los mejores porteros del mundo, que su homólogo en el otro lado, Gikiewicz, que privó del gol a Mané en un duelo individual en el que fue más astuto y atrapó un remate de Leroy Sané.
Porque el Augsburgo transformó cada salida de balón del Bayern en una emboscada, faltas (varias desproporcionadas, algunas en el límite de la amarilla y la roja) incluidas, para introducir a uno de los mejores medios centros del planeta, Josuha Kimmich, el único que ha sido titular en cada uno de los once partidos de competición oficial del Bayern en este curso, en un territorio inhóspito, atrapado en la telaraña que tejieron sus oponentes.
Pero no solo logró aplacar a un rival de tan envergadura, sino que provocó una agitación inquietante en torno a su área durante todo el primer tiempo, del que lo extraño fue que no hubiera un solo gol, en un lado u otro: no acertó Musiala en dos ocasiones, con Thomas Müller como la diferencia entre líneas, pero tampoco lo hizo Bauer ante Neuer con un cabezazo franco, solo dentro del área, por encima del larguero.
Tuvo mucho mérito el conjunto local en ese ritmo insoportable que sostuvo más allá del descanso, con toda la exigencia física que supone para cualquiera, con todo la complejidad que implicó para el equipo visitante, al que también le faltó precisión cuando saltó todo el sistema de presión de su adversario a golpe de velocidad y contraataques que quedaron en nada muchos de ellos porque, en el momento decisivo, falló el pase que marca la diferencia.
Y, de repente, cuando mejor y más cerca se sentía del gol, sucedió todo lo contrario para el Bayern, cuya defensa de una falta en el medio campo fue espantosa. El balón llovido al área señaló a Sané, que perdió el duelo con una facilidad impropia de tal nivel frente a Iago. El brasileño asistió con el muslo izquierdo, de primeras, adentro del área, en el punto de penalti, a Mergim Berisha, que transformó el 1-0 al borde de la hora ya del encuentro.
Un problemón para el Bayern, en entredicho, con una nueva ocasión de Müller y otra parada de Gikiewicz, que también se cruzó salvador frente a Sané, de nuevo con el mismo pie izquierdo con el que negó el gol en la primera ocasión a Mané y de nuevo formidable para sostener la victoria del Augsburgo; un equipo que compite por la permanencia y que disparó las alarmas del actual campeón, con un testarazo final, desesperado, de Neuer, pero condenado a su primera derrota del curso en la Bundesliga, reducido a tres de los últimos 12 puntos, alejado a una victoria de la cima de la tabla y pendiente de la jornada para comprobar si aguanta en zona de Champions.
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