"Ellos controlaron la pelota, pero nosotros el juego y eso es jerarquía, es saber golpear", dijo frente a los periodistas. Y a continuación disparó contra los árbitros del partido como los culpables del desempeño de su equipo.
Algo hay inevitable en el hecho de que el entrenador de fútbol más irritado del fútbol nacional vaya a tener problemas con un órgano, la vesícula, que la ciencia medieval identificó como la fuente de las emociones coléricas: furia, agresión, ambición, impaciencia. Estos síntomas le harán verter en cada partido un poco de hiel.
Este no es en el único partido donde Justin experimenta moquillos en este torneo porque su equipo no juega bien. Es cierto que después del Mundial de Catar la tendencia es que jugar feo es la nueva belleza. Aunque es muy diferente jugar feo a jugar mal. Y Saprissa no juega bien.
Recuerdo algunas frases de Jorge Jesús, entrenador portugués, cuando dijo: "Algunos entrenadores crean y otros copian. ¿Por qué todos están seduciendo al fútbol con tanta palabrería y excusas? Hay seis o siete entrenadores en el mundo que crean, el resto copian", (Jorge Jesús en Global Football Management 2021).
En esta era tecnológica, en la que las redes sociales y los programas (en Costa Rica) en la radio y la televisión orientan formas de opinar y lo peor: de pensar, los pergaminos de los influencers se sienten en códigos accesibles para todos.
Este era el juego de Saprissa, el partido de Justin frente a la Liga en el estadio Ricardo Saprissa, un campo construido para celebrar cosas. Hubo venta total de la taquilla, aglomeraciones, vítores, pero la copia de una idea futbolística posiblemente vista de algún entrenador innovador emergió oscura.
Muchos entrenadores dicen y pregonan que están al día en el fútbol moderno. Es claro que en esta pasarela hay diferentes modas para todos los gustos. Línea de tres o cuatro; salida desde el fondo con tres aceptando laterales abiertos que luego se convierten en medio campistas; juego por los interiores aunque el oponente cierre ese callejón central; defensa exclusivamente zonal; alta presión, independientemente que el rival juegue largo y tenga jugadores agresivos y rápidos.
Y la Liga le anotó muy temprano a Saprissa al realizar alta presión sin prever que Carlos Mora es un jugador rápido y que una virtud de la Liga es el juego vertical en pases incluso desde el arquero. Ahí cambió todo para Saprissa. Las arremetidas de Luis Paradela desde media cancha buscando una falta, como los toros del Verano Toreado cuando les dan puerta, para que Mariano Torres en el tiro libre se la coloque a Kendall Waston en el área, son casi sus armas aprendidas. La conclusión es ver un partido de Saprissa es casi como ver todos sus partidos.
Saprissa tiene garra, coraje, disposición, ímpetu, pero eso no basta para jugar bien. Ver a Mariano estar muy lejos del área rival y los laterales pegados a la banda haciendo lo mismo, deja la sensación que deben reinventar sus ideas en el campo.
¿Saben y entienden los jugadores de Saprissa cuando deben acelerar el juego? ¿Estuvo fresco el equipo durante el partido? ¿Cuáles jugadores aparecen en el lugar correcto en los espacios que deja el rival? ¿Enfrenta cada partido como un proyecto nuevo o es solo un copy page de todos los juegos? ¿Sacó ventaja Saprissa de los dos defensas centrales liguistas, Alexis Gamboa y Giancarlo González que son lentos en las coberturas y deficientes en el uno contra uno?
La Liga fue superior en conceptos aprendidos, se reinventaron algunos jugadores con sus pases, en la paciencia para llegar a despintar el marco rival con remates de poca fortuna y sobre todo en la inteligencia futbolística, una cualidad que los jugadores en nuestro medio han sido acusados a menudo de carecer o de no desarrollar.
¿El árbitro fue el causante del mal desempeño futbolístico de Saprissa? Ni los mismos jugadores de este equipo lo creyeron.
** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.