Este sábado el país será testigo del clásico oficial de primera división número 339 y no 340 si nos apegamos a la historia.
En el último juego del campeonato de 1953 para ambos clubes, disputado en Alajuela el 27 de junio de 1954, el encuentro permanecía 1-1 hasta el minuto 81” con goles de Joaquín Quirós para Alajuelense y Álvaro Murillo para Saprissa.
Una violenta jugada de Nelson Morera contra el saprissista Rubén Jiménez obliga al réferi Humberto Saborío a expulsarlo del campo, situación que se extiende en una batalla campal.
El fallo de la Federación Nacional de Fútbol días después es histórico y tajante: "Declarar anulado el partido sin repetición del mismo. No habrá reparto de puntos".
Los medios muestran su evidente molestia, ya que si bien el porcentaje de la taquilla sí se distribuye entre los actores, el partido queda nulo para efectos deportivos y se declara incompetente al réferi Humberto Saborío por no obligar a salir al expulsado Nelson Morera.
La Nación señala como inaceptable el fallo de la federación sobre el partido que no terminó.
"Que manera más poco elegante de resolverse las cosas", señala un extracto de esa nota periodística.
El Diario de Costa Rica ratifica el fallo: "la federación acordó entregar los 3615 colones (porcentaje de la taquilla para el local) y declarar anulado el partido".
Un clásico que aunque en la cancha queda 1-1 en la tabla de posiciones queda sin efecto: anulado, sin repetición y sin reparto de puntos.
Un fallo federativo contundente para efectos estadísticos y de historia del balompié costarricense.
Escrito por Jackson Chinchilla Araya, periodista deportivo y documentalista para www.everardoherrera.com