Hoy, tras varios años de su retiro, Pavón relató lo complicada que fue su infancia, en la que su padre (de origen costarricense) y su madre (oriunda de Honduras), lo dejaron a la deriva en manos de otras personas.
El relato del ex delantero en el programa Detrás del Balón de Univisión, inicia hablando de su padre, el tico Allard Plummer Miller, que fue un jugador destacado como delantero en los años sesenta y sesenta.
"El fútbol lo traía en mi sangre, mi padre era futbolista, él es de nacionalidad costarricense, él llegó a Honduras en los 70's y fue un gran goleador por lo que supe, fue figura en el fútbol tico, lo que hizo en Honduras fue espectacular con el Marathón de San Pedro Sula. Después sé de la relación que tuvo con mi madre y ahí nace Carlitos Pavón", explicó.
Al separarse sus padres, su madre lo lleva a Honduras, donde lo deja con una conocida y ella se marcha a seguir ‘el sueño americano’.
"A los cinco, seis, siete y ocho años recuerdo mis comienzos en la calle (jugando fútbol), con mis amiguitos. Pero luego yo fui un gitano, en mi vida, así me recuerdo, como un gitano. Mi madre cuando yo tenía ocho años se fue buscando el sueño americano, como lo hace la mayoría en nuestros países, entonces yo me quedé con ciertas personas en Tegucigalpa, específicamente con una mujer que era amiga de mi madre que se llama Norma Valladares, tenía solo ocho añitos y estuve viviendo con esa señora seis años y fue una etapa muy amarga de mi vida, fueron seis años que hablaba por teléfono con mi madre, bueno eran cartas, en los 80's no había teléfonos, pero fueron seis años horribles en mi infancia", cuenta.
Cuenta Carlos que Norma (la mujer con que vivía), tenía un hijo al que también le apasionaba el fútbol, sin embargo pasó algo que a ella le molestó.
"Él (Jorge) iba a las clases de fútbol del Olimpia y yo lo acompañaba, éramos amigos, vivíamos juntos, era como un hermanastro. Entonces lo iba a ver jugar todos los días y de tantas veces que lo acompañé resulta que un día faltaba un jugador, era la categoría de 8 a 12 años, el profesor me llamó a mí y de una me fui a poner de delantero (risas) y comencé a hacer goles, pero eso resultó muy duro para mí porque me comenzó a gustar"
"El entrenador me estaba escogiendo más a mí que a mi hermanastro, entonces a doña Norma eso no le gustaba y comenzaron los conflictos, ya no me dejaba acompañar a Jorge, pero el entrenador insistía y fue a la casa a solicitar que fuera a jugar, pero ella me truncó todo, me dijo que no me movía de ahí y que era la encargada de mí, yo era un niño, fue algo fuerte", mencionó en su relato.
Al ver como su sueño de ser futbolista estaba cada vez más lejos, Carlos habló una vez con su madre para que lo enviara a otro sitio. Fue entonces, cuando lo trasladaron a vivir con su madrina.
"Al principio sentí un cambio diferente, mi madre habló con mi madrina, le contó lo que había pasado y los primeros meses fueron cordiales. Ella tenía dos hijos y yo con 15 años ya sabía lo que quería y el fútbol era mi pasión, yo tenía decidido ser futbolista", dijo.
El ex jugador explicó que los dirigentes del club Olimpia le buscaron y tras hablar con su madrina, le pidieron su regreso a Tegucigalpa para jugar con el equipo, pero las cosas no fueron de la mejor manera.
"Entonces me regresé a Tegucigalpa y yo me fui con esas cositas para no tener contacto con doña Norma porque fue un pasado muy amargo. Esta vez mi enfoque era el fútbol, me fui a vivir a la casa club, yo estudiaba y jugaba fútbol, pero puse un 'stan by' en mis estudios"
"Sin embargo al llegar a aquella ciudad nada fue color de rosa y como siempre la vida lo volvía a golpear... Pero ese Olimpia era un equipazo y su entrenador era Chelato Uclés, entonces Carlos Pavón llegó, pero ¿quién era Carlos Pavón? No era nadie y Chelato estaba enfocado en su equipo y no en Pavón. A mí no me daban bola, yo corría solo con la pelota, supe que no estaba haciendo nada y entonces decidí volver a mi ciudad adonde mi madrina, el problema era que no tenía plata para regresarme", comentó.
Pavón no se sentía bien en Olimpia y tenía decidido regresar a casa de su madrina.
"Miraba los autos y buses pasar, en mi mente decía 'ojalá pasara alguien y me de jalón a mi ciudad' y te lo juro, dicho y hecho, se para don Sergio Amaya, era un escauteador y dirigente de Real España y se plantó frente a mí y me dice ¿Carlos Pavón? -Sí-, le respondí. Voy para San Pedro Sula ¿te quieres ir conmigo? Ja, ja, ja. Por supuesto, no tenía idea de quién era él, agarré mis cuatro trapitos y me subí al carro sin conocer al famoso Sergio Amaya,sin avisarle a nadie porque para Olimpia era como si yo no estuviera", confesó.
En sus cuatro horas de viaje a San Pedro Sula, la vida y Sergio Amaya le abrían una oportunidad al joven Pavón. "Él comentó que le habían hablado de mí y que quería que jugara en Real España, me sacó un contrato ahí mismo, me dijo que firmara para ser parte del equipo y yo ni lo leí, solo lo firmé. Me dio una bolsa de papel y adentro habían cinco mil lempiras, en ese entonces era una fortuna para mí".
Un poco extrañado, Pavón preguntó por qué el dinero. "Esto es por tu firma porque al hacerlo ya eres partes del club. Yo estaba feliz a mis 15 años con 5 mil lempiras, ahí comenzó la etapa y la carrera de futbolista gracias a un señor que supo y que estaba en todas, le salió muy bien".
"Yo no tuve una educación como debió haber sido, no tuve a alguien que me guiara y aconsejara, siempre fui yo, observando y sacando lo mejor de lo que veía, lo malo siempre lo deseché", destacó.
Pavón sostiene que la relación actualmente con sus padres no es buena, principalmente por el dolor que él guarda por no haberlos tenido a su lado en los momentos más difíciles.
"La relación con mis padres no es buena. Mi madre emigró y a mi papá lo conocí a los 20 años y fue porque supo que era futbolista, fue difícil para mí porque cuando los necesité no estaban y me crié en Tegucigalpa en un hábitat horrible, lleno de drogas, alcohol, violencia y le doy gracias a Dios porque fui bendecido porque aparte de crecer en ese ambiente yo no necesité drogas, de fumar o beber. Muchas personas ponen excusas de decir que para estar feliz necesito esas cosas, nunca probé el alcohol, nunca, ni siquiera una cerveza, tampoco fumo. Hoy tengo 45 años y si no lo hice en la etapa más loca de mí cuando estaba en la cúspide, que vale gorro todo, a estas alturas de mi vida tampoco lo haré. Soy una persona madura, ahora soy el espejo de mis hijos entonces para qué y fue por eso que yo duré 20 años en mi carrera", mencionó La Sombra, como se le conoce en Honduras.
Declaraciones tomadas de Diario Diez