"DE 1986 A 2018" (I Parte)
“Producir o morir” (Guillermo Vargas Roldán)
Aquel año de 1986, es el punto de partida de muchas situaciones -balompédicas o no-. Es cuando Guillermo Vargas Roldán, Presidente de la A.D. Ramonense, tras eludir el descenso a la 2º División, se había dado a la tarea de acudir a un técnico europeo. Y fue muy honesto: “Tenemos el peor equipo de la historia, No hemos podido pagar y nuestros centrales suman 70 años. No nos queda otra que … Producir o morir”. Y así se lo manifestó a la hora de contratar al entrenador europeo.
Los jugadores, excepto en los equipos grandes, entrenaban a medio tiempo. Las pretemporadas eran de tres meses, totalmente empíricas o -lo que es peor-, las hacían para cobrar salario más tiempo. No había Escuela de Entrenadores, ni se exigía titulo alguno para ponerse al frente de un equipo, desde el banquillo.
Por otra parte, los balones de fútbol en Costa Rica, para los partidos oficiales, eran sintéticos; es decir, no tenían cámara y bajo el material externo (simulacro de cuero) lo que había era un cordaje. Y si se pinchaba el balón, con el líquido de los neumáticos de los carros se reparaba.
Las medidas de las canchas y de los marcos, eran los establecidos en el Reglamento Oficial; y el resto era cuando menos, llamativo. Los futbolistas entrenaban poco y mal... Los lunes se descansaba; los martes, poca preparación física y juegos recreativos; ya el miércoles el trabajo se realizaba con balón. El jueves se disputaba el clásico partido, para después realizar el viernes una breve sesión, de cara al encuentro próximo.
Antes de iniciar la pretemporada, no acostumbraban a realizar controles físicos ni médicos; o se carecían de recursos y conocimientos, a la hora de conformar la plantilla. Y, por supuesto, no se planificaban los micro-meso-macrociclos para el Campeonato.
Ya en el encuentro oficial, se permitían 2 cambios y los porteros no disponían de guantes con tecnología que ayudaba al blocaje del balón mojado. Para apoderarse del balón debían cuidarse mucho, máxime si el tiempo era lluvioso y el balón estaba mojado.
Las canchas eran de césped. Los equipos llegaban una hora antes y saltaban al terreno de juego sin calentar, o si lo hacían, era en grupo, con poca intensidad y nula.
Tampoco existía el entrenador de porteros; si acaso había un Preparador Físico o Asistente Técnico.
Los futbolistas, excepto de los equipos grandes, estaban en los clubes a medio tiempo. Y, lógico, ya que ganaban poco.
Mañana seguimos...
Para: Everardoherrera.com
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