Alfaro asumió la presidencia eriza el 1 de diciembre de 2006, siendo el sucesor de Rafael Ortiz, sin embargo su camino fue empinado. Deudas económicas, diferencias con los jugadores y hasta amenazas contra su vida y su familia fueron parte de su día a día durante 18 meses.
“Había mucho desperdicio. Gente de más, jugadores que ganaban mucho más de la cuenta. Ahí fue cuando hicimos un plan estratégico y comenzamos a ordenar y limpiar ciertas cosas. Redujimos gastos y facturas a nombre del equipo. En reuniones Dividíamos las cuentas y cada quien pagaba lo suyo”.
Uno de los puntos de quiebre fue el llegar a un acuerdo con ciertos jugadores por el salario y las rebajas. Alfaro fue claro y afirmó que uno que le dio más problemas fue Rolando Fonseca.
“Hubo jugadores que tenían un salario muy alto y se creían indispensables. Me tocó decirles que de esta institución se han ido jugadores importantes, en su momento como Carlos Alvarado, Juan Ulloa, el ‘Indio’ Buroy y muchos más y la Liga aún existe sin ellos. Si se iban, el equipo no iba a dejar de existir.
“Hubo jugadores que tuvimos que decirles: Hasta aquí. Uno de ellos fue Rolando Fonseca. Su salario era neto, no se le rebajaban cargas sociales ni nada”.
La venta de Bryan Ruiz fue uno de los aspectos que dieron de qué hablar durante su presidencia. Para Alfaro, fue algo que no se manejó de la mejor forma, ya que a él le ‘hicieron una zancadilla’ a la hora de la transferencia.
“Me hicieron una ‘zancadilla’ y me fui ‘de pollito’. Debimos percibir más dinero en esa transacción, pero con lo que nos dieron por Ruiz pagamos lo de tributación”.
Según informaciones de esa época, Alajuelense renunció a un porcentaje que les hubiera dejado un monto importante de dinero, a cambio de una suma mucho menor.
Tantas circunstancias negativas en su trabajo lo llevó a pensar sobre su futuro y su familia. Le apedrearon la casa, más que vivía a tal punto que sus hijos le preguntaron: ¿papi, La Liga o nosotros?
“Viví con amenazas de muerte y problemas en mi casa. Mis hijos me decían: ‘Papi, nosotros o la Liga’, fue muy difícil. Les dije que no me pongan a escoger porque ,e iban a complicar más las cosas porque sería una cobardía dejar al equipo en la situación”.
El ex presidente manudo afirma que sus hijos pasaron dificultades y se olvidaron del estadio y el equipo por un buen tiempo. “Hasta ahora están volviendo al estadio, porque tiempo atrás ni se acercaban”.
Tras pasar por todo eso, Alfaro renuncia al cargo en junio de 2008, dejando atrás año y medio más complicado de su vida. A pesar de eso, su amor por el equipo lo mantuvo firme y con fuerzas para seguir.
“No me arrepiento de haber sido presidente de Alajuelense, es algo que llevo desde siempre y lo llevaré toda mi vida”.
“Esto es una pasión que no se muere hasta que uno se muera”.