El Deportivo Saprissa ha anunciado este martes que Juan Carlos Rojas dejará de formar parte del bloque accionista de Horizonte Morado luego de vender su participación a un socio minoritario.
“Las acciones que estaban a nombre de don Juan Carlos Rojas Callán y algunos miembros de su familia se traspasaron a un anterior socio de la empresa, quien mantendrá una participación minoritaria”, señala el comunicado.
El club también confirmó que Rojas se mantendrá como presidente de la institución durante un plazo prudencial.
Saprissa también indicó que este movimiento se estará comunicando formalmente al Departamento de Licencias de la Federación Costarricense de Fútbol.
“Gracias, Saprissa”
Después de 14 años al frente del Deportivo Saprissa, Juan Carlos Rojas anunció que dejará la presidencia y venderá sus acciones en el club al finalizar el torneo.
“Ser presidente de Saprissa fue cumplir un sueño. Me voy con la frente en alto y el corazón lleno”, expresó Rojas.
Durante su gestión, el Saprissa conquistó 11 títulos nacionales y 1 internacional, consolidando una de las eras más exitosas del club.
“Siempre seré un morado más, alentando incondicionalmente”, añadió.
La carta de Juan Carlos Rojas a los morados
Gracias, Saprissa.
Con el corazón lleno de emociones y profunda gratitud, quiero compartir con ustedes que he decidido cerrar mi ciclo como Presidente del Deportivo Saprissa. Créanme que le he dado muchísimas vueltas a esta decisión. Ser presidente de Saprissa es un honor inmenso, pero también un rol que demanda mucho, y hoy siento que ya me resulta difícil cumplir plenamente con las altísimas responsabilidades que demanda esta posición, junto con mis demás compromisos profesionales, familiares y personales.
Han sido 14 años que marcaron mi vida y la de mi familia; 14 años de entrega total, de alegrías indescriptibles y de un profundo amor por esta camiseta. Asumí este reto en uno de los momentos más difíciles en la historia del club —veníamos de un penúltimo lugar en diciembre de 2010 y con severas debilidades institucionales— y me voy con la satisfacción de haber contribuido, junto a un gran equipo, a fortalecer su grandeza.
Como parte de este cierre de ciclo, también estaré realizando la venta de mis acciones en el club, un paso que considero natural dentro de esta transición. Saprissa tiene todavía grandes retos y sueños por cumplir, y uno de mis mayores anhelos es que se concreten las inversiones necesarias para seguir fortaleciendo al club —en lo deportivo, en su estadio y en su estructura institucional—. Aunque ya no formaré parte de este proceso como Presidente, tengo plena confianza en que así será, y lo celebraré como un saprissista más. Siempre me he visto como un custodio temporal de un tesoro nacional, y mi mayor deseo es haber aportado mi grano de arena y dejar al club en muy buenas manos para que siga alcanzando cosas aún más grandes.
Saprissa es hoy una organización que impacta y trasciende. En estos años ganamos 11 títulos nacionales y uno internacional, consolidando una era dorada donde pasamos de 29 títulos en 2014 empatados con nuestro archirrival, a 40, con nueve más que nuestro seguidor más cercano. Transformamos el estadio en un hogar seguro, familiar y vibrante. Ampliamos la brecha de tamaño de la afición sobre los demás equipos. Profesionalizamos cada rincón de la institución. Hicimos de la marca Saprissa un símbolo de integridad, pasión y liderazgo. Y dimos vida a la Fundación Saprissa, la primera y única plataforma social formal de un club deportivo en la región. Porque ser campeones también significa servir fuera de la cancha. Esto, entre muchos logros más, me llena de gran orgullo.
Pero, lo más importante no ha sido solo lo que logramos, sino cómo lo logramos: con principios y con ética por encima de todo. Siempre creí con absoluta convicción que no se trata solo de ganar, sino de hacerlo de la manera correcta. Los valores con los que se construye una institución son los que garantizan su sostenibilidad, su credibilidad y su verdadera grandeza. Y no se negocian.
Por supuesto, en este camino hubo momentos muy difíciles también, derrotas dolorosas, decisiones complejas y errores cometidos. Pero nunca faltó amor, entrega ni compromiso. Todo lo que hice fue con el deseo sincero de construir un mejor Saprissa, dentro y fuera de la cancha.
Gracias, de todo corazón, a la afición morada. Ustedes son el alma de este club. Gracias por cada grito, cada crítica respetuosa y cada emoción compartida. Gracias por creer, por empujar y por exigirnos siempre más. Su amor por Saprissa es lo que nos hace los más grandes. Jamás olvidaré celebrar la 30 bajo un aguacero torrencial, con miles de morados en la gramilla —nuestro primer título bajo Horizonte Morado—, ni la emoción de levantar la 40 goleando en la final y convirtiéndonos en el primer club de Concacaf en alcanzar esa histórica marca. Y más allá de los trofeos, me llevo el cariño y el orgullo que sentí al ver cómo este esfuerzo llenó de alegría a todos los saprissistas.
Quiero agradecer especialmente a mi esposa Julienne, a mis hijos, Fabián y Alisa, que crecieron entre la pasión, la locura y la magia de esta gran familia morada, y a mis padres, todos quienes me han acompañado y apoyado incondicionalmente en cada paso. Gracias también a los jugadores, cuerpos técnicos, personal administrativo, socios, compañeros de Junta Directiva, colaboradores, medios, patrocinadores y a todas las personas que formaron parte de este viaje. Esta historia la escribimos juntos. Y lo que construimos no se borra. Como dije hace un tiempo: cuando el ADN es real, ¡el amor es eterno!
Para mí, ser presidente de Saprissa fue cumplir un sueño. Lo fue literalmente. Recuerdo que en el colegio un amigo me dijo que algún día sería presidente del Saprissa —algo que sonaba imposible entonces. ¡A veces los sueños se cumplen! Y aunque ha habido sacrificios, complejidades y desgaste, haber tenido el honor de ocupar esta silla ha sido una de las experiencias más significativas de mi vida.
Me quedaré hasta la conclusión de este torneo, asegurando una transición ordenada y apoyando al equipo hasta el final. Me voy con la frente en alto, con el corazón lleno y con la convicción de que el Saprissa que hemos forjado está listo para seguir creciendo y alcanzando grandes éxitos.
Siempre seré un morado más, alentando incondicionalmente.
Con orgullo y gratitud,
Juan Carlos Rojas
PresiMorado
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