Fin de semana redondo en la casa morada, no solo consiguieron vulnerar el hasta ayer inexpugnable feudo guanacasteco, sino que de paso consiguieron hacerse de la cima de la Liga Promérica; ya observan desde lo más alto de la clasificación a todos los equipos y de los diez partidos que les faltan a los tibaseños, seis son en su reducto.
Canteranos al poder. La visita a Nicoya estaba marcada como clave en el calendario saprissista, los dirigidos por Horacio Esquivel se habían mantenido insuperables como locales, y ya en el primer encuentro frente a los tibaseños, a pesar del 3-0 los pamperos lograron complicar el funcionamiento colectivo de los morados.
El estratega Jeaustin Campos sorprendió a todos con su oncena inicial, incluyendo a tres canteranos en la línea de metralla (los delanteros morados han sido el punto débil en el torneo) y todos respondieron- a la confianza depositada por su técnico; Warren Madrigal y Julen Cordero se hicieron presentes en las redes y Álvaro Zamora fue un verdadero dolor de cabeza para la defensiva guanacasteca e incluso envió un balón al paral del guardameta Torres.
Esta semana el mundialista Zamora dejó entrever que su fallido pase al fútbol griego le jugó una mala pasada a nivel emocional y esto provocó que perdiera el enfoque y por ende bajara su rendimiento; con la ayuda de un psicólogo ha venido trabajando esto y ojalá para los intereses morados y para el crecimiento del propio jugador el encuentro de ayer debe servir de punto de inflexión para volver a tomar el camino que lo llevó no solo a estelaridad del equipo más grande de Costa Rica sino también a la máxima cita mundialista en Qatar 2022.
Todos enchufados. El liderato del Deportivo Saprissa tiene muchos nombres propios; desde la dirigencia que ha venido dándole todas las facilidades al grupo, hasta un cuerpo técnico que ha sabido sortear las vicisitudes del juego, asimismo el colectivo de jugadores quienes siguen creyendo en el mensaje de sus líderes y que exponen en el rectángulo de juego su mejor versión. Este Saprissa 2023 es un equipo más pragmático que juega de traje de gala cuando las circunstancias se prestan, pero también se pone la ropa de trabajo para sacar los encuentros adelante (como el día de ayer en una cancha y clima complicado).
Es un equipo maduro que recuperó las esencias y valores que siempre han caracterizado al Deportivo Saprissa, son una escuadra ambiciosa y que siempre busca la victoria, pero no solo con base en el peso de la camiseta sino también con esfuerzo y trabajo colectivo; la afición está encantada con esta versión morada y se ve reflejado en las asistencias en los estadios, ya sea jugando de visita o de local la gran afición morada siempre es mayoría.
Recuperar la solidez defensiva. La grandeza saprissista radica siempre en buscar la perfección, con la baja de Fidel Escobar (le falta una fecha más por cumplir), los morados han perdido fiabilidad en zona defensiva y ahora permiten más anotaciones, más tomando en cuenta el inicio de torneo en donde vencer la meta de Kevin Chamorro era de verdad una odisea. Hay que esperar a ver como Campos va a gestionar la vuelta del canalero a la disponibilidad grupal, sin embargo, retomar las sensaciones defensivas va a ser fundamental para defender un liderato que se va a vender caro en este semestre.
Con diez jornadas por delante los tibaseños no deben dormirse en los laureles y más bien deben acelerar el paso para lograr capitalizar ese primer lugar en la fase regular. El Saprissa 2020 dirigido por Walter Centeno fue el último equipo morado que ganó la fase regular; tres años después ya toca volver a conquistar las dos vueltas del semestre y repetir ganar la copa sin necesidad de una gran final.