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VIDEO: El legado de Italia 90 vive en la Fedefútbol

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Fue un lunes 11 de junio de 1990 en Génova, Italia, cuando el mundo conoció el carácter y la valentía de un grupo de jugadores costarricenses que, a partir de ese momento, marcarían para siempre la historia del balompié tico.

La Selección de Costa Rica, dirigida en ese momento por el serbio Bora Milutinovic, llegó como un equipo desconocido. La prensa internacional auguraba goleadas contra los costarricenses, pues era su primer mundial mayor.

Pero la historia fue otra. El combinado nacional de hace 30 años marcó un antes y un después gracias a su destacadísima participación, derrotando a Escocia y Suecia, dejando un grato sabor de boca ante Brasil y clasificando a octavos de final. ¡El país vivió un sueño!

Hoy, a 30 años de esa gesta que marcó a una generación completa, en la Federación Costarricense de Fútbol se celebra el legado que dejaron. Basta un ejemplo para confirmarlo: la presencia de Rónald González, Gabelo Conejo y Vladimir Quesada, tres mundialistas de Italia 90 que hoy trabajan en pro del fútbol nacional.

El entrenador de la Selección Nacional Mayor recordó con mucha emoción esos momentos. Era solo un jovencito de 19 años en medio de un grupo de experimentados futbolistas. Al final, su temple le valió ganarse un campo e incluso, hasta a anotar un gol en una Copa del Mundo.

“El Mundial de Italia 90 significa un antes y un después en el fútbol de nuestro país. Tiene un sentimiento diferente porque fue la época donde nosotros, los que jugamos, lo hicimos de forma amateur o semi profesional y no teníamos esa apertura mental y las condiciones. Yo lo llamo el Mundial del cariño del pueblo porque lo que se hizo en esta gesta fue muy importante”, afirmó González.

Y añadió: “Ahorita es vital para nosotros, los que pudimos jugar en Italia 90, tener la oportunidad de trabajar en la Federación Costarricense de Fútbol. Es un orgullo, porque así podemos transmitir a las nuevas generaciones todas esas experiencias que ganamos hace muchos años”.

Otro que vivió la historia de Italia 90 de una forma diferente fue Vladimir Quesada, hoy entrenador de la Selección Sub 20. Estaba listo y emocionado para jugar, pero una lesión en los días previos al debut, le impidió cumplir esa meta.

“Italia 90 puso en la palestra del fútbol a Costa Rica. Si bien en los años 50 hubo una generación de jugadores que brillaron en el extranjero, esta Copa del Mundo revivió el buen fútbol que se practica en nuestro país”, dijo el timonel, quien hoy le aporta al fútbol nacional formando jóvenes futbolistas.

“Es de resaltar lo ocurrido en ese Mundial, pues no se contaba con las condiciones de ahora. El grupo de la fase eliminatoria y el que fue a Italia dejó un enorme aporte. Fue un nuevo despertar y el jugador de Costa Rica se volvió apetecible para los equipos de otros países”, comentó.

El Mundial de Italia 90 dejó muchos pasajes brillantes en los libros de historia, pero no hay duda de que quien tiene un espacio especial es el portero Gabelo Conejo, quien emergió como la gran figura del combinado patrio.

Paradones impensables y liderazgo marcaron al oriundo de San Ramón. La Copa del Mundo lo hizo dar el salto al fútbol internacional y convertirse así en una de las figuras más queridas de este grupo. Pero su conocimiento no lo dejó ahí.

Desde el año 2000 trabaja en la Fedefútbol como preparador de porteros. Ha trabajado mano a mano con arqueros del calibre de Keylor Navas, Erick Lonnis o Esteban Alvarado. Hoy disfruta su pasión, formar jóvenes talentos y buscar siempre al mejor portero para las selecciones nacionales.

“No me gusta recordar el pasado, vivo el presente. Pero claro que Italia 90 fue un momento maravilloso, que catapultó mi carrera y que hoy atesoro con gran cariño, porque años después sigo haciendo lo que me apasiona, pero ahora desde la Fedefútbol (…) El éxito de aquella Selección fue nuestro trato, fuimos una familia”, señaló Gabelo.

Recordar es vivir. Hoy Italia 90 viene a la mente de todos aquellos ticos que siguieron paso a paso a una selección única y especial. Ese recuerdo sigue latente. Esa Copa del Mundo dejó un legado imposible de borrar.