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El Tribunal de Apelación de París acaba de confirmar la imputación del actor francés Gérard Depardieu por violación y agresión sexual tras la denuncia interpuesta por la intérprete Charlotte Arnould. 

Los hechos por los que se le acusa al actor, de 73 años, sucedieron en su domicilio parisino. Depardieu, conocido por el gran público por películas como 'Cyrano de Bergerac' o por la saga de Astérix y Obélix, conocía al padre de la joven y al parecer había entrado en contacto con ella para darle consejos sobre su carrera. La actriz, que tenía 22 años entonces, contó que abusó de ella en el contexto de un ensayo informal para una obra de teatro.

Depardieu, que siempre ha negado las acusaciones, es una leyenda viva del cine, sobre todo para sus compatriotas, pero su excesiva vida fuera de la pantalla ha estado marcada siempre por el escándalo y la tragedia. Puede que su amor por la bebida hayan ido eclipsando su faceta profesional, pero su talento siempre fue una excusa para que Depardieu fuera perdonado, incluso cuando ha coqueteado con el líder ruso Vladímir Putin, en el ojo del huracán ahora mismo como Persona Más Malvada Del Planeta.

Cierto es que la vida no ha sido nunca fácil para un niño que creció en la pobreza extrema como el tercero de los seis hijos de un trabajador metalúrgico, alcohólico y analfabeto. Depardieu ha llegado a confesar que su madre le dijo que había tratado de abortar usando agujas de tejer porque no podían permitirse tener otro bebé.

Según escribió en su autobiografía, durante su juventud se mezcló con malas compañías, alternando con prostitutas, trabajando como gigoló y cometiendo varios delitos que le llevaron a dar con sus huesos en la cárcel por robar un coche a los 16 años. Actuar fue para él una salvación. Comenzó a destacar en los escenarios de París en 1965, pero su salto a la fama llegó casi una década después, interpretando a un rufián en 'Los rompepelotas'.

Nunca se ha avergonzado de admitir que fue el dinero lo que le llevó a convertirse en actor. Su salto a Hollywood fue junto a Andie McDowell en la comedia romántica 'Matrimonio de conveniencia', en la que ambos intentaban engañar a las autoridades de inmigración estadounidense con una relación falsa que se termina convirtiendo en verdadera. Pero su futuro en la meca del cine y sus esperanzas de conseguir el Oscar a actor por su 'Cyrano de Bergerac' se esfumaron después de una infausta entrevista con la revista 'Time' en la que afirmó que había participado en muchas violaciones durante su juventud y que consideraba aquello "normal". "Digo muchas cosas estúpidas", dijo el actor más tarde, tratando de excusarse, mientras sus representantes se escudaban en una mala traducción de sus palabras.

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Foto: Gérard Depardieu, en una imagen de archivo. (Getty/Sean Gallup)

Mientras su fama decaía, su situación familiar no era mucho mejor. Su relación con su hijo Guillaume era tan mala que el joven Depardieu fue acusado de apuntar con una pistola a su padre en 2003. Guillaume, talentoso intérprete que luchó contra su adicción a las drogas y perdió una pierna en un accidente de moto, murió en 2008 sin reconciliarse con su padre, al que describió como egoísta y violento. En otros bochornosos episodios, el actor galo fue detenido por conducir borracho y también fue pillado orinando en el pasillo de un avión. "No soy un monstruo. Solo soy un hombre que quiere orinar", le dijo a la CNN después de que trascendiera la noticia.

Depardieu, que tiene cuatro hijos con tres parejas, posee varios restaurantes y viñedos y es conocido por su pantagruélico apetito. Según él, ha llegado a beber hasta seis botellas al día, aunque en su autobiografía afirma que su récord fue nada menos que catorce. Recientemente, su popularidad se desplomaba aún más después de anunciar que devolvería su pasaporte francés y adoptaría la ciudadanía belga para pagar menos impuestos. Luego aceptó la oferta de Putin para recibir un pasaporte ruso –algo que también amenazó con hacer otra estrella francesa como Brigitte Bardot– y desde entonces se ha convertido en un firme defensor de las políticas del Kremlin, incluida su polémica anexión de Crimea.

Sus problemas de adicción al alcohol son de dominio público y él tampoco los esconde. Gerard Depardieu se define a sí mismo como un ‘rebelde borracho’ y es que en 2014 admitió que era alcohólico en ‘Telematin’, el programa de William Leymergie.

“Es una gran tristeza darse cuenta de que eres adicto a algo”, confesó el actor para también añadir que puede llegar a beber 12 o 14 botellas de vino diarias empezando a primera hora de la mañana. Siendo consciente de su adicción decide “beber hasta morir” antes que ir a Alcohólicos Anónimos: “Alcohólicos Anónimos es una mierda. 'Buenos días, me llamo Gérard, he bebido 13 botellas de vino tinto, tres botellas de pastis y tres de whisky”, ironizaba tachando de narcisistas a las personas que sí acuden a ser ayudadas a esas reuniones.

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