Ya han transcurrido tres décadas desde que se envió la última misión espacial a Venus, el planeta del sistema solar más parecido a la Tierra, pero uno de los que menos se conoce.
Hubo un tiempo, antes de que Marte acaparara la atención y los recursos, en que Venus era el mejor candidato para albergar vida biológica.
En los años sesenta y setenta, los soviéticos y los estadounidenses enviaron decenas de sondas a Venus. Encontraron un planeta hostil, con un desbocado efecto invernadero, donde era imposible que prosperase algún tipo de vida.
El interés se desplomó y la caída de la Unión Soviética, el principal impulsor de la exploración venusiana, hizo caer el planeta en el olvido.
Desde la misión Magallanes, en 1989, la humanidad no ha vuelto a enviar ninguna sonda a Venus.
Ahora que la humanidad se está preparando para viajar e intentar colonizar Marte, Venus vive un momento de inesperado interés. La NASA, la ESA y la agencia espacial india preparan una batería de misiones dirigidas al planeta.
Un interés motivado por el hallazgo de fosfina, un marcador biológico, en la atmósfera del planeta, pero sobre todo para entender las claves del calentamiento global que ha envenenado Venus.
MÁS INFORMACIÓN
El actor de Gladiador Crowe también se enfila a Australia que busca ser el nuevo Hollywood
La dieta y el régimen de ejercicios de Cristiano para mantener su espectacular físico
94 nuevos atletas reciben becas del ICODER este 2021
Eriksen fue dado de alta tras ser operado con éxito del corazón