La carrera espacial por alcanzar nuestro planeta vecino comenzó a principios de los 60, con numerosos intentos de exploración orbital e incluso de aterrizaje. Pero no fue hasta noviembre de 1971 cuando se consiguió que el primer objeto humano se posara en la superficie marciana: fue la sonda soviética Mars 2, aunque el aterrizaje no salió bien y acabó estrellándose.
Desde entonces se ha logrado no solo llegar al planeta rojo, sino explorarlo a conciencia. Los mundialmente conocidos rovers de la NASA, como Spirit, Opportunity, Curiosity y el recientemente lanzado Perseverance, han dado a los investigadores y científicos aeroespaciales algunas luces al respecto de Marte.
Sin embargo, la superficie marciana es muy irregular y cuenta con terrenos difíciles de alcanzar y muchas cuevas subterráneas, áreas prácticamente inaccesibles para vehículos como los rover. La agencia espacial estadounidense y su ‘Jet Propulsion Laboratory’ -en español Laboratorio de Propulsión a Reacción- tienen la solución.
La semana pasada, un equipo de investigadores presentó en la reunión anual de la American Geophysical Union a los ‘Mars Dogs’, los perros robot de Boston Dynamics modificados que podrían sustituir a los rovers en Marte.
Este sistema podría ser una gran alternativa, dice el equipo, para maniobrar por el planeta rojo: la agilidad y la resistencia de estos robots se combinan con sensores que les permiten evitar obstáculos, elegir entre múltiples caminos y construir mapas virtuales de túneles y cavernas enterrados para los operadores en la base de operaciones, afirmaron los científicos del equipo.
Los vehículos tradicionales de Marte se limitan a superficies planas por no poder alcanzar otros terrenos dadas sus limitaciones a la hora de maniobrar, pero muchas regiones marcianas científicamente interesantes solo son accesibles cruzando un terreno muy accidentado o descendiendo bajo tierra.
Los ‘Mars Dogs’ caminan, saltan, corren y pueden ser más adecuados para tales desafíos. Incluso si se caen pueden volver a levantarse, a diferencia de los rovers, que pueden quedarse encallados para siempre.
Estos perros robot serían aproximadamente 12 veces más livianos que los rovers actuales y, como decimos, serían capaces de viajar mucho más rápido: han llegado a alcanzar velocidades normales de caminata de 5 kilómetros por hora durante las pruebas. Para hacerse una idea, el rover Curiosity se desplaza por la superficie marciana a aproximadamente 0.14 kilómetros por hora.
Este ‘cánido’, apodado ‘Au-Spot’, es una versión modificada de ‘Spot’, el explorador de cuatro patas creado por la empresa de robótica Boston Dynamics. Más de 60 científicos e ingenieros del equipo de Robots Resilientes Autónomos Subterráneos Colaborativos -CoSTAR- trabajan en el robot para equiparlo con sensores y software en red para que escanee, navegue y mapee el entorno de manera segura y autónoma.
‘Au-Spot’ procesa la información con Lidar -detección remota mediante pulsos de láser-, sensores visuales, térmicos y de movimiento para crear mapas en 3D. También usa inteligencia artificial para aprender qué estructuras evitar e identificar objetos que pueden ser de interés científico, mientras que un módulo de comunicaciones permite al robot transferir datos a la superficie mientras explora bajo tierra.
El equipo de CoSTAR está probando ‘Au-Spot’ en una variedad de pistas de obstáculos, poniéndolo a prueba en túneles y pasillos, subir escaleras y rampas; y en lugares al aire libre que imitan paisajes marcianos, como tubos de lava en el norte de California.
En Marte, las cuevas pueden ofrecer refugio para futuras colonias humanas, proporcionando protección natural contra la radiación ultravioleta mortal, el frío extremo y las tormentas de polvo intensas que pueden durar semanas y, a veces, son lo suficientemente grandes como para ser detectadas por telescopios en la Tierra, según la NASA.
Las cuevas también pueden albergar evidencia de vida del pasado lejano de Marte, o incluso proporcionar un hogar actual para los organismos que viven en las profundidades del subsuelo, dijeron los investigadores. Los robots con patas que pueden caminar alrededor de las rocas, meterse en cuevas y seleccionar un camino, al mismo tiempo que recopilan mediciones y construyen un mapa de lo que ven, podrían ofrecer a los científicos nuevas oportunidades para detectar signos de vida más allá de la Tierra.
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