En una ferretería frente a las ruinas de un templo hindú del siglo XIII, animales de peluche de grandes dimensiones con forma de cocodrilos y tigres se asoman hacia la calle donde el tráfico de monos supera al de los peatones. Los muñecos de felpa tenían como propósito alejar a los monos y funcionó durante un par de meses. Sin embargo, los macacos rápidamente se dieron cuenta de que no eran reales, dijo Yupa Srisanguan, la propietaria de la tienda.
“Nunca ha estado así de mal”, dijo Yupa, mientras un joven macaco deambulaba por su tienda e intentaba masticar los aros de la manguera de hule que colgaba del techo. “No estamos en contra de los monos, pero es difícil si las personas tienen miedo de ser mordidas cuando ingresan a nuestra tienda”.