El séptimo lugar lo ocupa el Labrador Retriever. Estos perros, que pueden ser dorados, negros o cafés, se originaron en las costas de Terranova en el siglo XVII. El conde de Malmesbury se fascinó por estos perros y empezó a criarlos y fue quien les otorgo el nombre ‘Labrador’.
Esta raza es ideal para la familia ya que son amistosos, de buen carácter y cariñosos con todo el mundo. Se adaptan muy fácil a nuevos ambientes y son muy pacientes, por lo que son perfectos para convivir con niños inquietos. Siempre se mantendrán fieles a sus dueños, pero alertas sin necesidad de ser agresivos a lo desconocido.