El ciclismo siempre ha estado envuelto en escándalos por el dopaje en la más alta competición y este lunes su mundo vivió una convulsión después de que el ex ciclista francés, Christophe Bassons, reconoció que sufrió de fuertes presiones para que se dopara.
El francés de 48 años fue contemporáneo del estadounidense, Lancee Armstrong, cuyo caso de dopaje es más que conocido. Ahora en una entrevista para el medio alemán Sueddeutsche, Bassons, habló sobre el tema y afirmó que en la actualidad le asusta más el apoyo médico que el propio dopaje.
"Todo el mundo sigue viviendo en una gran mentira. Hoy en día apoyo médico es mucho más extenso, por lo que puedes conducir casi al mismo nivel que las personas dopadas. Pero este apoyo médico me gusta casi más que el dopaje", dijo Christophe Bassons.
Además, afirmó que el ciclismo sería más transparente en el momento en que los corredores revelen que es lo que toman durante el día de competición y la hora en la que lo hacen. "Entre una pequeña dosis terapéutica de EPO o de 20 a 30 tabletas al día para corres un Tour de Francia, piense por un momento cuál de estos es más peligroso. El ciclismo ganaría una enorme credibilidad si los corredores dijeron exactamente qué ponen en sus cuerpos a qué hora cada día", explicó.
Sobre su experiencia personal, Bassons, reveló que en el momento de negociar una renovación de contrato o firmar con un nuevo equipo le llegaron a proponer dos contratos, uno por correr limpio y otro si se dopaba, señalando que el salario del segundo era diez veces superior.
"Estuve años sin hablarme con nadie en el pelotón, ni siquiera entre los que fueron mis compañeros. Me llegaron a ofrecer 40 mil euros al mes si me adoptaba con EPO, 10 veces más de lo que ganaba, pero no lo lograron", confesó Christophe Bassons.
Bassons, de igual forma, confesó que por haberse negado a competir dopado fue sometido a múltiples presiones, que incluso incluyó un montaje en su habitación de hotel con mujeres.
"Me llevaban mujeres al hotel para que engañara a mi esposa. Intentaron que hiciera cosas prohibidas, pero nunca me rendí. Intentaron poder acusarme, pero no me pudieron pillar en nada", dijo.
"No me arrepiento de nada, pero tan agobiado acabé que no tomo una bici desde que me retiré en 2001. Desde 1999 viví un calvario psicológico con el tato que recibí del ciclismo. En mi generación el 99 por ciento de los ciclistas iban dopados", sentenció Christophe Bassons.
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