Por eso mejor me aferro a la información, lecturas, escuchas, charlas con los amigos: para seguir creyendo lo que creía, hasta que de pronto todo se complica. A las personas nos pasa a cada rato. A VECES sucede en un momento, un día. Otras veces es un proceso de semanas, meses, años incluso que de pronto cuaja o se va al canasto.
Para cuando me obligaban, así de sencillo lo digo, estudiar filosofía: Platón, Aristóteles, Sócrates, - no me gustaba porque su frase más conocida era “solo sé que no sé nada” -, y eso iba contra mi inexperiencia y juventud que creía lo sabía todo.
Luego vinieron las lecturas para ocupar los espacios de ocio: Capote, Coetzee, Reverte, - con su “Reina del Sur”. También la quemada de pestañas con las ideas en el baloncesto de Dean Smith, Bobby Knight y Phil Jackson, con su famoso triángulo ofensivo, muy usado ahora como la gran novedad en el futbol moderno, donde se le da libertad a los jugadores para ocupar las posiciones establecidas sin encasillarlos por puestos.
Pasando por Oriana Fallaci como la referente del género más importante del periodismo: la entrevista. Confirmo que un periodista que no sepa preguntar es como un matemático que no sepa de memoria, al menos, las tablas de multiplicar.
Aterricé en el futbol hasta acostumbrarme o sea AVECES, leyendo, escuchando, recibiendo información, asistiendo a seminarios sobre las ideas de Jurgen Klopp, Pep Guardiola, Marcelo Bielsa, Thomas Tuchel, Fernando Santos, sin dejar de lado la evolución de Zinedine Zidane y encontrarme como la gran novedad, como dije, con las ideas de Phil Jackson del baloncesto: el triángulo ofensivo.
Ahora debo echar, al menos, una mirada a la frase de Sócrates, al leer el pensamiento del seleccionador nacional cuando dice, - transcribo textual - :“Cada convocatoria estaba presupuestada para un sistema, pero el sistema lo determina el material con el cual cuento y de acuerdo a eso vamos a colocar a un equipo que sea vertiginoso por bandas, que tenga un buen manejo en el medio, que tenga seguridad defensiva también y que nos permita ser como locales un equipo más atrevido en ataque, un poco más ofensivo que a como lo vimos en Estados Unidos”. O sea: no hay un rumbo claro, una idea concisa de juego sobre lo que busca el entrenador.
El dolor de cabeza para un entrenador, cualquiera, es tener los jugadores que sepan interpretar su idea de juego. La mayoría no lo logra. Guardiola, por ejemplo, es el técnico que más dinero ha gastado en la compra de jugadores que puedan interpretar su idea de juego. Klopp, Tuchel, Bielsa, Zidane; todos, buscan en el mercado atletas que puedan interpreten su idea de juego. Y fracasan, en muchas ocasiones, con esas contrataciones.
Diferente es el caso de un seleccionador que tiene a su disposición todos los jugadores del país. Un seleccionador debe escoger jugadores para ver cómo se amoldan a su idea de juego, y no que el técnico se amolde a los jugadores como en un equipo. Esa es la gran ventaja de ser el director técnico de una selección nacional.
A VECES, en ocasiones, la frase de Sócrates que me costó asimilar en mi juventud, se convierte, ahora en el tiempo, como la gran verdad de nuestra selección nacional. Cada día sabemos menos o A VECES hasta creemos, ingenuamente, que sabemos más.
** El autor tiene una Maestría en Comunicación. Licenciatura en Periodismo y Educación Física. Además es entrenador de Futbol y Baloncesto.