La continuidad del entrenador colombiano debe ser responsabilidad de la evaluación del gerente deportivo de la Fedefútbol, Claudio Vivas.
Debe sopesar conocimiento, aplicación, planes y eficiencia del grupo del cafetero.
Ese punto de examen es primordial, sin embargo cabe preguntarse y cómo confiamos en Vivas: es indicado para esa función.
Acaso no debería haber una comisión técnica que debata con él, algo tan importante como la anterior previa a Catar 2022 que la constituían gente de criterio.
Ese grupo debe tener gente de calidad y criterio sino no vale.
Suárez ajusta un cambio generacional postergado en todo nuestro fútbol, tanto en clubes como selección. Hoy se necesita acelerar la calidad de esa materia prima para mirar con determinación hacia el Mundial 2026.
En resumen la decisión de la evaluación del cuerpo técnico debe venir de un centro creíble para ajustarse a su dictamen: si no hay futuro prometedor, adiós. De lo contrario seguir y apuntalar.
Una selección B en el plan
Costa Rica dentro de sus carencias, dio un paso con una selección B U23 que fue a Toulon y Centroamericanos y del Caribe, esto debe seguir para ampliar el espacio de fogueo y desarrollo de nuestros jugadores seleccionales.
Cambio cultural
Evolucionar el fútbol tico no solo debe verse desde las selecciones de la Fedefutbol, hay que coordinar con los clubes la tarea con material de primera división.
En la primera modificar como venimos trabajando: entrenamientos, trabajos específicos individuales, desarrollo intelectual, ambición, comprometer a los jugadores hacia el progreso, los entrenadores y elevar la competencia doméstica.
La Fedefútbol debe darle informe a los clubes y jugadores sobre su desempeño, coordinar en conjunto la forma de pulirlos, recurrir a la digitalización y la big data para efectuarlo.
El jugador individualmente desde lo deportivo e intelectual debe ser sujeto de participación para levantarnos, pero no desde un acto voluntario sino una acción planificada y evaluada.
Hacer comprender además a los clubes la necesidad de potencializar el talento, foguearlo en Liga de Ascenso en convenio con clubes de la categoría, que más se acerca al nivel superior. Una vieja fórmula que siempre dio resultados.
Gestionar y apoyar con clubes de todos los niveles mejora en los trabajos base dese el punto de vista técnico: una Fedefútbol verdaderamente líder en su campo.
También coordinar desde ella cómo foguearse en el exterior clubes y selecciones consiguiendo torneos y fórmulas más baratas de viajes colectivos fortaleciendo el músculo de las negociaciones, pero tenemos que volver en grande a las competencias internacionales. Recuerden que los equipos lo hacían antes y fortalecían a los futbolistas que llegaban a selecciones menores.
Sobre el fútbol base urge metérsele hasta la cocina a Linafa sobre su modo operativo, se requiere abaratar las competencias del fútbol especialmente para niños y jóvenes. Desbaratar ese feudo personalizado, echarle el tractor encima y ponerlo al servicio del fútbol.
Finalmente, implementar un plan de fútbol menor tanto en subir y mezclar competencias entre ligas para más juegos y proyección.
Ya todo esto le toca al nuevo presidente Osael Maroto, que se rodee de buena gente pro fútbol, no un coro de oportunistas y se inspire en el finado Hermes Navarro que armó selecciones regionales, apoyó las menores y puso en marcha el Proyecto Gol.
Hoy hay que definir políticas rápidas, agresivas, descentralizar todo desde San Rafael de Alajuela y montar otros proyectos gol en la periferia para cultivar a nuestros nuevos elementos, capacitar a los técnicos y evitar el desarraigo. Ir hacia el verdadero desarrollo.
Si ponemos ganas, humildad y manos a la obra podemos avanzar: el país futbolero lo ansía y lo merece.