Era un partido histórico para Costa Rica y su afición no faltó a la cita en Salvador. Alrededor de 10.000 estuvieron presentes en la grada en varios puntos, más separados de lo que les hubiera gustado, pero animando sin parar a su equipo desde más de una hora antes de que comenzara el choque. “¡Oe, oe, oe, ticos, ticos!” corearon con fuerza, lo mismo que habían hecho en los aledaños de un estadio que según se acercó la hora del partido fue tiñéndose de rojo pese a que los holandeses, alrededor de 6.000, también destacaron con su habitual color naranja. Entre ambas aficiones primó una cordialidad que se mantuvo luego en el encuentro.
Ricardo y su familia llegaron de San José directamente para el partido. “Un día así lo merecía. Esto es historia de nuestro fútbol”, reseñó. Enseguida los cánticos se fueron sucediendo: “¡Campbell, campeón! ¡Campbell, campeón!”, gritaron los más animosos, evocando de alguna manera a que su gran estrella tuviera una buena actuación luego sobre el campo. También se acordaron de Tejeda, que se ha convertido en una de las más firmes promesas del fútbol del país: “¡Yeltsin, Yeltsin!”. Hubo más canciones de apoyo a otros jugadores fundamentales como Keylor Navas, Bolaños o Bryan Ruiz.
Optimismo. Una vez en el estadio, las emociones fueron siendo cada vez más mayores: “¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede!”, corearon todos al unísono con la intención de que su grito de aliento llegara hasta el césped, donde los jugadores recibieron las consignas y saludaron en más de una ocasión. Los ticos, ataviados con la camiseta roja de manera masiva, portaron banderas de Costa Rica, pancartas y todo tipo de productos relacionados con su selección. No querían que un día tan especial como este pasara como uno más y así lo sintieron en la grada en todo momento.
