El combate por el título mundial realizado el pasado sábado 28, entre el costarricense David “Medallita” Jiménez como retador, y el campeón mundial de la división de los pesos “moscas”, de la AMB el ucraniano Artem Dalakian dejó como ganador al europeo.
Orlando Hernández, ex boxeador tico, analizó la pelea y lo que le faltó al tico para llevarse la victoria.
Aquí su análisis:
La reyerta tuvo como escenario Wembley, Londres Inglaterra. El cartaginés era el séptimo boxeador costarricense con la intención de acreditarse un título mundial. Después de debatir 12 episodios, ambos boxeadores en el centro del cuadrilátero, con el corazón acelerado, esperan el veredicto final de los jueces, que, a su criterio y perspectiva, premian al ucraniano con la puntuación más elevada.
El triunfo del campeón es inobjetable, no hay razón para ponerlo en tela de duda, fue el que llevó la pauta del combate, ejecutando los golpes más efectivos en la óptica de los jueces, y dividida de quienes observaron el combate.
El boxeo tiene dos estilos, fajador y técnico, con el tiempo el atleta instruido por un buen entrenador que le enseñe el arte del boxeo (técnica), tendrá junto con su esquina, un potencial para resolver los pros-contras que se vayan dando en cada combate.
En la esquina del nacional, no se observó ninguna mejoría en el transcurso del combate. La tónica fue la misma, un “Medallita” en busca del adversario, pero diezmado en el lanzamiento de golpes, y los que llegaron no causaron mella en la humanidad del adversario.
David Jiménez no es un novel en estas lides, por el contrario, tiene mucha lona recorrida en el boxeo olímpico, con un tanto de 350 peleas, más las 12 profesionales antes del enfrentamiento con el ucraniano. Un boxeador con ese bagaje de conocimientos boxísticos, puede resolver las tretas infringidas por su adversario, sin embargo, “Medallita” no las pudo neutralizar, sacando provecho su rival.
Para desplazarse en un ring sin esfuerzo alguno, ágil, y veloz, el cuerpo tiene que estar relajado, no rígido, como metido en un caparazón, esta manera de combatir con la cabeza adelante, invita al rival a preparar el uppercut, para ejecutarlo sea en retroceso o esperarlo en contra golpe.
La manera empleada de David en atacar a su rival en línea recta, no es la apropiada porque es un blanco fácil para los golpes rectos, y los jabs como Dalakian lo enfrentó, Se puede atacar en línea recta, con movimientos del tronco, acompañado en los desplazamientos, técnica que da buenos resultados.
Si la esquina de “Medallita”, hubiera analizado hasta el sexto asalto, que los planteamientos técnicos implantados hasta ese momento no estaban funcionando, el plan b era implantarle los movimientos laterales, con el jab continuo, y siempre en movimiento, de esa forma Dalakian, hubiera quedado inhabilitado a neutralizar constantemente los ataques del aspirante.
Habrá que esperar si logra otra oportunidad, y, en esta ocasión quizás cambie la historia.
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