Noyle Salazar Murcia es una atleta indígena costarricense que recientemente compitió en Italia en el Campeonato Mundial de Skyrunning (carreras de alto rendimiento en altura).
La tica, originaria del asentamiento indígena Sitio Gilda en Talamanca, realizó una muy buena labor y culminó en el puesto 26 de la tabla general femenina de la competencia a 16 minutos de la ganadora.
Noyle, de 23 años, fue la segunda mejor representante de América.
Un artículo publicado en el sitio web ecocatolico.org cuenta su historia y los desafíos que ha tenido que enfrentar para desarrollarse como atleta.
Aquí la nota
En medio de las montañas de Talamanca, entre el barro, los ríos y las inclemencias del tiempo, sin zapatos ni ropa especiales, Noyle camina desde pequeña durante horas para trasladarse de un lugar a otro. A pesar de toda esa dificultad, ella asegura que esto le ha servido para desarrollar sus capacidades como atleta.
Noyle Salazar Murcia es una joven indígena de la etnia cabécar, que recientemente compitió en el Campeonato Mundial de Skyrunning (es decir, carreras de alto rendimiento en altura), celebrado en Italia, donde consiguió colocarse como la segunda mejor representante de América en la prueba del Kilómetro Vertical.
Noyle, de 23 años, alcanzó el puesto 26 de la tabla general femenina de la competencia de 3,8 km con 1.063 metros de desnivel positivo. Estuvo a 16 minutos de la ganadora, la suiza Maude Mathys.
Después de un día de descanso, Noyle volvió a correr, esta vez 31 kilómetros y terminó en el puesto 38 con un tiempo de 04:47:37.
Sin entrenador ni patrocinadores, Noyle llegó a este Mundial con mucho entusiasmo. Era la primera vez que se subía a un avión y que competía a nivel internacional.
Ella agradeció a Dios por haberle permitido participar en este evento en un video publicado por la Federación Costarricense de Deportes de Montaña (Fecodem).
El día que Noyle arribó a Costa Rica tras competir en el Campeonato Mundial de Skyrunning, bajó del avión, descansó en San José, y al día siguiente viajó hasta Grano de Oro, en Turrialba, de ahí caminó seis horas hasta su hogar en la comunidad indígena de Sinoli, en el distrito de Chirripó. Su familia la esperaba con alegría.
Familia de atletas
El Eco Católico logró conversar con ella para conocer un poco más de su vida. Contó que tenía 11 años cuando hizo su primera carrera, la cual fue organizada por el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU).
Con apenas 12 años comenzó a competir en diferentes carreras en la Zona Sur del país. Desde entonces ha ganado 36 carreras a campo traviesa a lo largo de su carrera deportiva. Especialmente, menciona sus participaciones en la famosa Carrera Ecológica, Cultural, Internacional, Campo Traviesa al Chirripó. La primera vez quedó en tercer lugar, la segunda en segundo puesto y este año, en abril, se subió a lo más alto del podio.
Cabe mencionar que ella es originaria del asentamiento indígena Sitio Gilda, de cual han salido otros atletas que han triunfado en la Carrera Chirripó y otras. De hecho, los padres de Noyle también son corredores.
Justamente, a falta de entrenador, su padre cumplió ese rol durante años. Actualmente, ella entrena sola, pero reconoce que es un vacío importante, esto lo ratificó en el Mundial, donde asegura que de haber contado con una mejor preparación y una alimentación más adecuada hubiera podido alcanzar puestos aun más altos.
Jimena Elizondo, de la dirección ejecutiva de la Fecodem destacó la participación de la delegación costarricense e informó que, a partir de la participación en este Campeonato Mundial, algunas personas han mostrado interés en apoyar a Noyle y a otros deportistas nacionales, por lo que espera que haya más patrocinio.
Elizondo expone que hace falta mucho apoyo pues, como en el caso de Noyle, muchas veces los deportistas nacionales enfrentan grandes limitaciones para desarrollar todo su potencial.
Precisamente, Noyle se ocupa de sus tres hijas pequeñas entre semana, los sábados y domingos son los únicos días que puede entrenar, pues es cuando su esposo no tiene que trabajar y entonces él se encarga de cuidarlas.
Incluso, este año, ella apenas había competido en dos carreras y nunca se había enfrentado a una competencia en vertical como la que hizo en el Campeonato Mundial. Ahora espera seguir compitiendo tanto a nivel nacional como internacional.
Noyle comentó que siempre agradece a Dios cada vez que compite. Consultada al respecto, contó que fue bautizada, sin embargo, en su comunidad no hay un templo católico, por lo que solo puede ir a la iglesia cuando va a algún lugar y hay una cerca.
Fuente: ecocatolico.org