La seguridad que demuestra el suplente Casilla es la que le falta al titular Keylor
Zinedine Zidane atendió a la prensa un día antes del partido ante el Leganés, al que califica como rival “complicado”. También defendió a Keylor Navas tras el buen partido de Kiko Casilla ante el Alavés, del interés del Real Madrid en Theo y del futuro de James e Isco.
Sobre el interés del Real Madrid por Theo: "Theo es un buen jugador. No hay duda y el resto nada. Estoy en lo que tengo que hacer con mis jugadores, del resto no puedo opinar ni decir nada".
Partido trampa: “Es un partido importante, como el resto. Siempre pensamos que el siguiente es el más importante, no sé si es un partido trampa. No va a ser un partido fácil, esto no existe en el fútbol. Es un campo complicado y el rival, últimamente, lo está haciendo muy bien”.
Gareth Bale: “Lo veo bien. Está contento, como todos. Estamos en la parte final de la temporada, vamos a ver cómo acabamos. Menos por la lesión de Varane, estamos muy bien con el tema de lesiones”.
Bartomeu y Piqué:“No me interesa eso. Me interesa el partido de mañana, que estemos a tope. El resto ya pasó”
Lesión de Varane por forzar: “La resonancia dice que es poco. Eso es lo más importante. No es como las dos últimas lesiones. No sé cuánto tendrá que parar. Es en la cicatriz”.
La continuidad de Isco: “Es jugador del Madrid y lo está haciendo fenomenal. Está muy contento. Ya sabéis lo que pienso. Es importante y ojalá que se quede. Yo lo espero”.
Carvajal y Cristiano, apercibidos: “Espero que se queden con cuatro tarjetas hasta el final. Esa es la idea. Mañana veremos quién es convocado. Estamos todos listos menos Varane”.
James: “Yo quiero que siga la próxima temporada”.
Rotaciones de Cristiano le hacen llegar fresco: “Yo creo que está bien. Va a llegar como nunca en la recta. A lo mejor como nunca no, porque otros años también acabó bien. Tenemos muchos partidos y hay que estar atentos con eso”.
Preparación física: “Estamos bien, pero dentro de un partido hay momentos difíciles y los seguiremos teniendo”.
Keylor Navas: “Veremos mañana si juega”.
Se calienta el Clásico: “No perjudica. Nosotros sabemos lo que queremos. Lo estamos haciendo muy bien desde principios de temporada. Estamos concentrados en jugar al fútbol y en intentar ganar los partidos”.
Keylor, portero titular: “Es el portero número uno del Madrid. Cuando le quito no es porque dude de él. Lo que hago es darle a Kiko la posibilidad de jugar. Nada más”.
El bajón de Modric: “A lo mejor perdió dos o tres balones en el último partido, pero no puede decirse que no está bien. No se puede jugar bien siempre. Estoy contento de lo que hace Modric en el campo, pero estar bien siempre es imposible”.
Nacho y Pepe: “Pepe está muy bien y es importante. Un líder. Vamos a utilizarlos a los dos y también a Sergio Ramos, que es el capitán”.
Ancelotti: “Tengo una relación especial con él, pero cuando llegue el día del partido querré ganar y él también. No contará nada más”.
La seguridad que demuestra el suplente Casilla es la que le falta al titular Keylor
La personalidad de un portero se mide a través de su suplencia. Todo arquero ha tenido que mantener la calma desde el banquillo o la grada mientras su colega, su compañero, defendía el marco del equipo. En esos instantes de agonía personal en la que se siente inútil, en la que es el único jugador sentado al lado de su entrenador que sabe que no va a jugar salvo milagro, se encuentra quién es de verdad ese hombre. Hay cientos de futbolistas que no están hechos para estar ahí, esperando su oportunidad pacientemente y patalean lo suficiente para llamar la atención de técnico, prensa o afición, o todos a la vez. Otros aguardan ese instante que les devuelva la felicidad del campo, del sudor, de las estiradas. Casilla tiene delante a Keylor. Y sabe que tiene que ser paciente.
A Kiko Casilla se le pasó por la cabeza, cuando lo llamó de nuevo el Madrid, que no iba a jugar. O que iba a jugar poco. Todo lo que sabía o intuía él es que iba a estar entre palos con David de Gea. No era un futuro muy halagüeño. Vuelves a casa, donde has crecido como jugador y donde no has podido disfrutar del fútbol al más alto nivel para seguir sin jugar. La Copa, sí, eso iba a jugar. Pero por Cheryshev o por el Celta, la Copa la ha catado poco. Luego, en el último minuto del último día de fichajes se entera de que va a competir con Keylor Navas, que no es un mindundi, ni mucho menos, pero que no tiene el lustre de fichaje galáctico del que sí iba a disfrutar sin duda el excolchonero. Había opciones reales de poder jugar.
El resultado fue que jugó siete partidos en toda la temporada, y dos de ellos de esos que le regaló Zidane a final de curso para que no se le olvidara lo que es estar con la presión de no recibir un gol en partido oficial. Lo más duro, además, es que su competidor, Keylor, había hecho la temporada de su vida. No era casualidad su Mundial ni su último año con el Levante. Había algo más ahí que un portero saltarín y más espectacular de lo estrictamente necesario. El Madrid ganó una Copa de Europa con él defendiendo su puerta y siendo clave en el éxito final. Casilla ganó la misma Copa de Europa, pero no la disfrutó de igual manera.
Keylor no ha vuelto a ser el mismo
Casilla se encontró durante el inicio de la actual campaña con la lesión del costarricense, la cual arrastraba desde la final de Milán, y dispuso de ocho partidos para convencer a Zidane de que el cambio era oportuno. No lo consideró así el técnico, en absoluto. En cuanto tuvo a Keylor a disposición lo alineó. Lo hizo un día en Dortmund, con el tico recién recuperado. Nada más volver, Keylor falló. Regaló un gol que se metió Varane sin querer. La constante desde ese 27 de septiembre ha sido la inseguridad que ese error inicial ha percutido en la confianza de Navas.
La ha arrastrado hasta el día de hoy. Ha ido intercalando actuaciones estelares con despropósitos puntuales que han significado goles en contra, cuando no puntos perdidos. El final del invierno le ha sentado especialmente mal. Al contrario que en la 15-16, donde no acumuló fallos destacables y siempre se mantuvo a un nivel parejo, el mes de marzo de Keylor Navas ha hecho explotar definitivamente el debate sobre la portería madridista. Erró ante el Nápoles, no estuvo acertado en Villarreal, la pifió contra Las Palmas, repitió estrepitosamente ante el Betis y para poner la guinda a su pastel de sinsabores, se metió un gol incomprensible defendiendo a su país en la semana de partidos internacionales.
Ese debate que ha abierto en canal su desconfianza en sí mismo no existe en el interior del vestuario. Nadie ve a Casilla con capacidad real de pelearle la titularidad. Desde el momento de su fichaje se le vio con condiciones excepcionales para ser un suplente ejemplar, y eso es lo que ha sido. Cuando ha tenido que saltar al terreno de juego ha cumplido. Ha recibido goles, más que partidos ha disputado, pero siempre ha estado serio bajo los palos. Su cualidad es la seguridad. No es el más ágil, ni el más rápido ni tiene reflejos felinos. Pero es seguro y lo transmite siempre.
Casilla ejerce de buen suplente
Así pasó ante el Alavés. Durante los 45 minutos iniciales, Casilla no tuvo que intervenir demasiado. En la reanudación, por el contrario, el Alavés insistió sobre su marco de todas las formas posibles y el cancerbero catalán siempre respondió. Salía por alto imponente ante los rivales, daba órdenes a su defensa para que no perdiera la colocación y detuvo todo lo que se acercó a su portería.
Y pese a esa actuación, Casilla sabe que no va a jugar. Que Keylor, en cuanto lo decida Zidane, va a volver a ser el portero titular. Y cuando acabe la temporada y se abra el mercado de contrataciones, Florentino, si repite mandato (que lo hará, porque probablemente no haya más candidatos), irá a por un portero. Ya sea Courtois, o De Gea o Donnarumma, todos estarán por delante de Casilla.