Lionel Messi no termina de mostrar su mejor versión en el París Saint Germain. La prensa deportiva francesa ha sido bastante crítica con el nivel del argentino.
El periodista español Ivan San Antonio, en un artículo publicado en Diario Sport, habla sobre la actualidad del ex futbolista del Barcelona y explica por qué es muy difícil que pueda mostrar en Francia el nivel que en su momento tuvo en el conjunto blaugrana.
Aquí la nota
Messi es un cuerpo extraño en París. Ni entienden su fútbol ni lo entenderán nunca. Al-Khelaïfi quiso comprar con montañas de dinero la felicidad que el ‘10’ (ni siquiera luce su dorsal en el Parque de los Príncipes) esparcía sobre el césped del Camp Nou. Y ya se sabe que los billetes no garantizan levantarse cada día sonriendo.
El dueño del PSG, que rescató a Leo cuando entre Bartomeu, Tebas, Laporta, los avaladores, Reverter, Piqué y seguramente alguien más que no aparece en los papeles lo echaron de su casa, no supo prever que el mejor de todos los tiempos nunca jamás acabaría siendo quien fue en el Barça.
No es una cuestión de fútbol porque mientras calce unas botas y acaricie un balón seguirá derrochando su talento. El problema está en quien le mira, única y exclusivamente en quien le observa. Leo Messi es para los cules un niño al que han visto crecer, al que han educado, a quien le han permitido equivocarse una y mil veces y al que han convertido en un hombre que, desde que se hizo mayor, no ha parado de darles alegrías.
Para entender a Leo es imprescindible haberle visto caracolear en la cantera, lucir primero el 30 y llorar cada vez que se lesionaba para vestirse con el 19 y, finalmente, heredar el 10 de Ronaldinho y ganar un Balón de Oro tras otro. Para saber quién es y, sobre todo, por qué es así Leo Messi hay que haberle vivido. Hay que saber que primero respondía con monosílabos y que, más tarde, acabó ejerciendo de capitán construyendo un relato único. Nadie entenderá nunca jamás a Leo Messi como el barcelonismo le entiende porque nadie jamás ha amado a Leo Messi como le ama el barcelonismo.
Es una historia de amor única cuyo final aún no se ha escrito, pero que, como pasa en ‘Love actually’, antes de llegar al ‘The end’, toca ponerle drama al asunto. Sin tristeza no hay alegría. Ahora toca sufrir por el hijo pródigo desde la distancia, como si un día decidiera (forzado a hacerlo) abandonar el calor del hogar para hacer un Erasmus. Será en Navidad o será cuando tenga que ser, pero el único final posible para esta historia es ver a Leo Messi vestido, otra vez, con la camiseta blaugrana y el ‘10’ a la espalda.
Será en partido oficial o será en un amistoso, será en una pachanga o un homenaje, pero ese día el hilo conductor del mejor Barça de la historia regresará a casa y quienes le han amado sin condiciones, como a un hijo, abrirán sus brazos para darle, de nuevo, la bienvenida. Mientras no llegue el día, en París seguirá maltratado por cierta prensa y por parte de su propia afición, que le ve como a uno más. Perdónales, hijo, porque no saben nada de ti.
Fuente: Diario Sport
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