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El Arsenal salió victorioso este sábado en casa del Chelsea (0-1) y conservó el liderato de la Premier League gracias a un tanto de Gabriel Magalhaes, que empujó a la red el que habría sido un gol olímpico de Bukayo Saka y que confirmó al cuadro londinense como un candidato serio al título.

Los hombres de Mikel Arteta sobrevivieron a una prueba de fuego con muy buena nota. Supieron guerrear y sacar adelante un encuentro complicadísimo, muy físico y eléctrico marcado por la escasez de ocasiones y por la mayor fortaleza del Arsenal, que se llevó el gato al agua por su insistencia y la inspiración de Saka en un par de instantes concretos.

  

Muchos albergan todavía dudas de que el Arsenal puede ser capaz de resistir toda la temporada el mano a mano terrible que le espera con el Manchester City. Pasado el primer tercio del curso, los errores en ambos clubes casi brillan por su ausencia. Solo han concedido un empate y una derrota cada uno y, antes del inicio del duelo, los 'citizens' ocuparon el liderato tras una victoria agónica sobre el Fulham con un tanto de Erling Haaland en el tiempo añadido.

El cuadro 'gunner' saltó al terreno de juego de Stamford Bridge con la presión de necesitar una victoria para recuperar el primer puesto. Tenía que ganar a un equipo que esta temporada no ha conseguido todavía derrotar a ninguno de los clubes que forman parte del exclusivo 'big six'.

  

Además, el Chelsea llegaba a la cita herido tras perder su primer encuentro en la era Graham Potter. El 4-1 frente al Brighton, con el experimento errático de colocar a Marc Cucurella en el centro de la defensa, fue muy doloroso. Se pedía a gritos una reacción rápida para regresar a los puestos europeos y no despegarse de las cuatro primeras plazas.

En esta ocasión, a Potter no le dio un ataque de entrenador y dejó a Cucurella en su sitio. Y cumplió, porque en la primera parte frenó en seco a Saka, incapaz de superar al aguerrido lateral español. Una y otra vez, chocó contra un muro. El Arsenal, por la zona de Cucurella, fue incapaz de inquietar a la portería defendida por Edouard Mendy, titular gracias a la fascitis plantar que ha dejado fuera de juego a Kepa Arrizabalaga.

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Por contra, los hombres de Mikel Arteta sí consiguieron penetrar por el lado de Gabriel Martinelli. El extremo brasileño apura sus opciones de ir al Mundial de Catar. De nuevo, mostró todas sus credenciales con sus creativos desbordes desde la zona izquierda que sobrepasaron a César Azpilicueta.

En uno de ellos, llegó la única ocasión de la primera parte. Martinelli acertó a meter un centro peligrosísimo al corazón del área que no remató por milímetros Gabriel Jesus. No hubo más. El Arsenal, pese a su insistencia, se encontró envuelto en un duelo marcado por una pelea constante en todas las líneas sin un ganador claro.

De hecho, el Chelsea ni siquiera se acercó a las inmediaciones de Aaron Ramsdale. Una estadística delató su inoperancia arriba: Pierre-Emerick Aubameyang, que se citó con sus ex compañeros después de su abrupta salida al Barcelona el curso pasado, solo tocó cuatro veces la pelota en los 45 minutos iniciales.

La segunda parte continuó por los mismos derroteros. Solo un fallo podía desatar una cascada de acciones. Y esa desgracia se la llevó Thiago Silva, que se dejó robar la cartera por Gabriel Jesus, autor a los 60 minutos del primer disparo entre los tres palos del duelo: éste, acabó en córner gracias a una mano de Mendy salvadora.

Ese córner lo lanzó Saka. Atormentado por Cucurella, a balón parado pudo abrir el tarro de las esencias con un lanzamiento olímpico intencionado que pasó entre las piernas de varios jugadores. Y, cuando ya se disponía a entrar en la portería del Chelsea, apareció Gabriel Magalhaes para asegurar el primer tanto del Arsenal.

La ocurrencia de Saka activó a la perla del Emirates Stadium, que, por fin, comenzó a carburar. Apareció justo a tiempo, para desatascar al Arsenal. Suyas fueron otras de las dos ocasiones de la tarde. En una, mandó la pelota por encima del larguero cuando estaba solo delante de Mendy con Cucurella, como no, encima para evitar un disparo cómodo. En la otra, Mendy fue más rápido por décimas de segundo para arrebatarle un remate clarísimo.

Gabriel Jesus, contagiado por la electricidad de su compañero, generó más acciones peligrosas para el Arsenal, que no se echó atrás con el 0-1. Fue a por más y el delantero brasileño dejó en bandeja a Martin Odegaard la sentencia con una jugada espectacular que desperdició el medio noruego.

Gabriel Jesus fue el ejemplo más claro de lo que representó el Arsenal sobre el césped. Vestido de militar, pero con botas de claqué, se fajó como el que más en una batalla que no pudo soportar el Chelsea, incapaz de generar peligro para empatar el duelo. El equipo de Arteta aguantó y se llevó una victoria de prestigio que vale más que tres puntos: puede ser un candidato fiable para batir al City. 

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