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Andreas Brehme: "La final de Italia 90 fue por completo nuestra"

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Así como se cumplen 30 años de la final de Italia 90 en Argentina, también es motivo de celebración en Alemania, que levantaba su tercera Copa del Mundo y que, 24 años después, iba a volver a hacerlo otra vez ante la albiceleste. Por eso, la revista Kicker decidió entrevistar una vez más a Andreas Brehme.

El defensor volvió a hablar de su definición desde el punto penal que terminó con la ilusión de Diego Maradona y todo el equipo nacional, pero también fue duro con la forma en la que el plantel conducido por Carlos Salvador Bilardo llegó al último partido, eliminando a los grandes candidatos en el camino.

"En Argentina deberían estar contentos de haber llegado a la final. No tuvo oportunidad de anotar ni en un corner, ni en nada. Ni siquiera querían jugar, fue la final más unilateral en la historia de la Copa del Mundo", sentenció Brehme sin dudarlo. "Argentina no jugó un buen Mundial, su único partido bueno fue la semifinal contra Italia. En la final deberíamos haber estado 4-0 después de 20 o 25 minutos".

Por otro lado, habló de la definición de la final. El polémico penal de Sensini cobrado por el mexicano Codesal, el disparo cruzado de Brehme y el resbalón de Goyco que podría haber significado estirar el juego al alargue. Sin embargo, así como la Selección tiene sus historias, los campeones del mundo también.

"Lothar (Matthaus) no se sentía seguro porque había cambiado sus botines en el entretiempo y eramos tres o cuatros los designados. Tuvo la grandeza de dejármelo, es injusto lo que dicen, pensó en el equipo y si lo erraba nos perjudicaba a todos", remarcó el jugador defendiendo al capitán de su equipo.

Además, habló de los momentos previos a su ejecución. "Nunca hay garantía. Pero cuando llegas al punto penal ya deberías estar bastante seguro y tener confianza. se me hizo difícil al posponerse la ejecución porque los argentinos lo discutieron con el árbitro y no entregaban la pelota".

"No puedes practicar los penales, la situación de presión en el juego es completamente diferente. Hay 50 tipos en un entrenamiento y en la final de la Copa del Mundo había 73.000 en el estadio. Pero nadie me silbó, porque además de los hinchas alemanes, los italianos también estaban de nuestro lado", rescató.

Por último, destacó una situación puntual que le dio más nervios y tiene que ver con un compañero. "Me preocupaba por ver la posición de Sergio Goycochea y de repente detrás mio apareció Voller (delantero) y me dijo: "si lo hacés somos campeones del mundo". Lo mire y le dije: "muchas gracias Rudi, amigo".

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