El fútbol de Marruecos atraviesa un gran momento y está poniendo en alto el nombre de África.
Claves: una ciudad deportiva a la vanguardia del fútbol mundial, un centro de alto rendimiento que le acompaña, una estrategia de captación de hijos y nietos de marroquíes por Europa y un talento que nunca faltó.
Con esa receta Marruecos empieza a tener resultados de presente y de futuro que le convierten en la gran selección africana del momento y la mejor situada para convertirse en, por qué no, la primera campeona del mundo proveniente de ese continente.
La clasificación para semifinales del Mundial Sub-20 con un fenomenal Zabiri como cabeza visible se suma a los fantásticos resultados recientes en otro tipo de campeonatos.
El año pasado fue en los Juegos Olímpicos de París, también en semifinales y con medalla de bronce incluida, y en 2022 en Qatar, en el mayor logro protagonizado nunca por una selección africana en los Mundiales: la clasificación para las semifinales dejando en el camino a Bélgica, España y Portugal.
Mundial 2030
El plan de Marruecos funciona. La captación desde muy jóvenes de los supertalentos europeos Achraf, Brahim, Abde, Saibari, Ilias Akhomach, Talbi o Ben Seghir se suma al crecimiento internacional de la anterior columna vertebral, la de los Amrabat, En-Nesyri o Rahimi. Y eso que se les escapó Lamine Yamal. El cóctel lo maneja a la perfección el técnico Walid Regragui.
Con el Mundial 2030 en el horizonte, en el que Marruecos será anfitrión junto a España y Portugal, el proyecto cada vez cobra más relevancia.
El deseo marroquí es incluso albergar la final en su nuevo y fastuoso estadio en Casablanca, actualmente en construcción. Antes, a finales de este mismo año, jugarán la Copa de África en casa como locales. A nadie se le escapa que es el gran favorito con una distancia abismal sobre el siguiente.
Fuente: Diario AS