çA veces, el fútbol deja huellas que van más allá de una cancha. Para Kalidou Koulibaly, capitán de la selección de Senegal, una simple escena en un salón de clases cambió su forma de ver la vida. Era el Mundial de 2002. Senegal se enfrentaba a Francia en su debut mundialista, y un joven Koulibaly, por entonces un estudiante en Francia, aún no sabía que aquel momento marcaría su destino para siempre.
“El fútbol no se trata solo de ganar, sino de unir y celebrar lo que somos”, recuerda Koulibaly. En su memoria sigue viva la escena: su profesor, sabiendo la ansiedad que recorría el aula, fingió iniciar una aburrida lección para luego sorprenderlos con una “película educativa”. Lo que apareció en la pantalla no fue un documental, sino el partido histórico entre Senegal y Francia.
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“Fue uno de los momentos más hermosos de mi vida”, confiesa. En ese salón, jóvenes de distintas nacionalidades —turcos, marroquíes, senegaleses, franceses— gritaron, rieron y soñaron juntos. La victoria senegalesa desató una fiesta que trascendió banderas. “Los padres de mis amigos bailaban en las calles. Los papás de los turcos y franceses también festejaban”, relata con emoción. “Ese día entendí que el fútbol es una fiesta que no distingue nacionalidades”.
Una vida entre raíces y respeto
Nacido en Saint-Dié-des-Vosges, Francia, hijo de padres senegaleses, Koulibaly representa el puente entre culturas. A pesar de haber crecido en Europa, nunca dudó en defender los colores de Senegal, país al que guió como capitán al título de la Copa Africana de Naciones 2021. En el terreno de juego, es un defensor férreo, líder nato y ejemplo de entrega. Fuera de él, es un símbolo de integración, humildad y espiritualidad.
Ha jugado en clubes de élite como Napoli, Chelsea, y actualmente defiende al Al Hilal en Arabia Saudita. Multilingüe, musulmán practicante, y firme en sus valores, Koulibaly no solo es un futbolista, sino un embajador del respeto y la diversidad en el deporte moderno.
El fútbol como lenguaje universal
Más allá de trofeos y contratos, Koulibaly entiende el verdadero poder del fútbol: “Puedes tener dinero, coches bonitos… pero la amistad, la familia y la paz interior no se compran”. Así lo aprendió de sus padres, y así lo transmite a las nuevas generaciones. “La lección que debemos dar a nuestros hijos es ser felices, y contagiar felicidad a los demás”.
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