Inicio de pesadilla. El gallardete morado no estuvo exento de sufrimiento y zozobra; el buen resultado obtenido hace ocho días en el partido de ida con los dos goles de ventaja tenían a los tibaseños con una mano sobre el título, sin embargo, los que hemos vivido batallas futbolísticas conocemos que las series a ciento ochenta minutos pueden ser caprichosas y hasta que no se culmine todo el tiempo cualquier cosa puede pasar.
En los primeros treinta minutos el guión de partido fue soñado para el Herediano, y un calvario para el Saprissa; los florenses abrieron el marcador en los primeros diez minutos, acto seguido el ariete Orlando Sinclair tuvo que abandonar el encuentro por una dolencia en su tobillo, y para colmo de males Kendall Waston vio una segunda amonestación luego de una dura entrada frente a Kennedy Rocha y dejó al equipo con solo diez jugadores. El panorama era desolador; de un plumazo los morados perdieron a su mejor ariete frente a los heredianos y perdían su principal arma en defensa y en las jugadas a balón parado, además futbolísticamente estaban siendo severamente sometidos por su rival. Aquí el técnico Jeaustin Campos hizo una jugada magistral haciendo ingresar a uno de los héroes de la noche, el defensor Gerald Taylor por un sacrificado Álvaro Zamora, y en esos últimos minutos se dejó de sufrir; el medio tiempo le cayó como agua de mayo al Saprissa quien como los grandes púgiles logró rearmarse en ese descanso.
Gen ganador. Faltaban cuarenta y cinco minutos más de batalla, pero los diez guerreros que quedaron sobre el terreno de juego se prodigaron en labores defensivas gracias al buen reacomodo táctico de su técnico y solo vieron como el transcurrir de minutos los iba acercando a su anhelada meta. El Herediano hizo ingresar todo su arsenal ofensivo para buscar igualar la serie, pero una vez más todas sus acometidas se toparon con ese muro infranqueable. El silbatazo final desató la algarabía de todo el saprissismo; fue un desahogo colectivo de todos sus jugadores, cuerpo técnico, dirigencia y esa fiel afición, la cual cada día se confirma como la más grande y leal del país. Tuvo que ser un técnico de la casa quien devolviera a los tibaseños a su lugar de privilegio; Jeaustin Campos Madriz no solo se consagró monarca una vez más, sino que se convirtió en el estratega más ganador de títulos locales con siete (seis de ellos en la casa morada) y además cuenta con una asombrosa racha de nunca haber perdido una serie final de todas las que ha disputado. Más allá de estos logros, Campos le devolvió al saprissismo el orgullo por su equipo, la comunión entre escuadra y afición que se logró en este semestre no se veía desde hacía muchísimos años, todo esto aunado a una dirigencia que decidió invertir nuevamente en el equipo y lo hizo de forma acertadísima con todas las incorporaciones siendo protagonistas.
Somos campeones otra vez. Como reza una de las tantas canciones, la afición morada puede cantar a todo pulmón que son los reyes de Costa Rica una vez más; observan a lo lejos como su máximo seguidor está a siete cetros de distancia (Saprissa puede desaparecer tres años y aun así no lo alcanzarían en títulos). Cuentan actualmente con una planilla equilibrada entre jugadores de experiencia, muchachos con sed de triunfo y jugadores de la casa que conocen bien lo que es representar a esta gloriosa institución. Un equipo tan grande como el Saprissa debe celebrar hoy, pero debe ir pensando en el próximo torneo; el último bicampeón del fútbol nacional fueron precisamente los tibaseños, hace más de ocho años que nadie logra esta gesta; con el material que hay actualmente y los retoques que se le puedan hacer al equipo, perfectamente se puede ir pensando en la copa número treinta y ocho. SALUD CAMPEONES!!!!!!!!!
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