Los goles de la victoria fueron obra de Raphael Veiga (5') y Deyverson (95').
Para el Flamengo convirtió Gabigol al 72'.
EL PARTIDO
La primera parte fue para el 'Verdao', mientras que Flamengo se repuso en la segunda. Lo más justo fue llegar a un tiempo extra que prometió emociones fuertes, pero Andreas condenó a la parroquia futbolera congregada detrás del televisor a una crónica no esperada.
El comienzo del partido fue inesperado al mismo tiempo que frenético. Normalmente, en duelos de este calibre, los dos equipos implicados priorizan los primeros minutos a tantear al rival y a no cometer errores tontos que puedan condenarte para el resto del partido. La suerte para los aficionados, para el espectador neutral y para el fútbol es que esto no fue así.
Solo pasaron 120 segundos cuando la conexión Bruno Henrique-Gabigol hizo daño en la defensa del 'Verdao'. Un centro del primero al segundo palo estuvo a punto de cazarlo el delantero, al que le faltó algo de ímpetu para hacer el primero.
Respondió enseguida el equipo de Abel Ferreira. A su manera, en tres toques, suficientes para romper el hielo de la finalísima. Pase en profundidad de Gustavo Gómez para que corra Mayke y este le ponga un caramelo a Veiga. El '23' llegó en segunda línea para batir a Diego Alves y colocar el 1-0 antes de que se cumpliese el minuto cinco de partido.
Apretó más y más el cuadro 'verde' a su adversario para encarrilar la final lo antes posible. Defendía atrás, con líneas juntas y en pocos pases montaban la contra. Así pudieron poner tierra de por medio, pero David Luiz, en una ocasión clara de Rony, estuvo imperial para despejar el esférico.
Golpeó nuevamente Flamengo, más por sus futbolistas que por su juego. Bruno Henrique se fabricó una jugada de la manga dentro del área, pero la defensa rival estuvo rápida al corte. Gabigol también sacó su cabeza a relucir, pero ese testarazo se marchó dándole un beso al palo.
Si no era suficiente ir por detrás del marcador, Renato Gaúcho tuvo que hacer un cambio obligado ante la lesión de Filipe Luis. El lateral no pudo continuar y se marchó, casi entre lágrimas, para que le sustituyese René. Mientras tanto, los de Abel Ferreria siguieron mostrando que son expertos en aprovechar la poca posesión que tienen: otra jugada rápida en pocos toques y Veiga se quedó cerca de firmar su doblete, pero Diego Alves estuvo atento para evitarlo.
Los últimos suspiros de la primera mitad fueron intensos y tensos. El 'Mengao' tuvo en las botas de De Arrascaeta el empate en el momento indicado, ese al que llaman 'psicológico', pero Weverton estuvo colosal bajo palos y sacó de nuevo a pasear unos reflejos que argumentaron sus convocatorias en los últimos años con la Brasil de Tite, Neymar y compañía. El Centenario de Montevideo fue un 50-50 en el intermedio. La marea 'verde' era fiesta y vida, mientras que en la de Flamengo se respiraba tensión y nerviosismo.
Renato Gaúcho no hizo cambios, pero sí precisiones tácticas. Movió de sitio a De Arrascaeta, siempre presionado por un intenso Gustavo Gómez, clave en el esquema defensivo de Ferreria a la hora de saltar a por los centrocampistas en la frontal, y liberó al charrúa para que este, siendo el verdadero creador sobre el verde, cogiese la batuta del equipo.
Los de Río de Janeiro salieron a morder tras el intermedio para buscar el empate. Un Gabigol fallón tuvo una doble oportunidad clarísima, sobre todo la segunda, cuando no metió la cabeza y buscó con el pie empujar una pelota franca y con Weverton vendido. Respondió rápidamente Palmerias, que casi deja el golazo de la noche gracias a Rony, pero Diego Alves, como si no le pesasen los años, voló a la escuadra.
Hasta David Luiz apareció. El ex del Arsenal, siempre con mucha influencia en las jugadas a balón parado por su increíble potencia, controló el esférico con mucha calidad para quedarse solo ante Weverton, pero el central no pudo superar a un arquero nuevamente magistral bajo palos. Igual le pasó luego a Bruno Henrique, que cabeceó de manera sublime y tampoco fue capaz de mandar el cuero a las mallas.
"Tanto va el cántaro a la fuente...". Algunas veces, esta justicia divina simplificada en un dicho popular no suele ocurrir en el fútboil. Pero Gabigol tenía que aparecer. El mejor futbolista de Flamengo volvió a sacar a relucir sus dotes de 'killer' para meterle un gol a Weverton por dónde nadie espera. Precisó un lanzamiento potente y raso al primer palo y la euforia se comió a la parroquia de Río de Janeiro.
Renato Gaúcho sabía que era el momento de hacer sangre. Y la final pudo acabar antes, pero la prórroga estaba destinada a aparecer. Michael, que entró en la segunda mitad, estaba solo por el costado derecho y no supo definir en un uno contra uno en el que buscó el palo largo. Se paseó el cuero y rozó el poste al mismo tiempo que los corazones de Palmeiras se encogieron.
Pitana señaló el término de los 90 minutos y el tiempo extra era una realidad. Lo que nadie iba a imaginar es que Deyverson, primer cambio de Ferreira en la prórroga, sería el héroe inesperado de la noche. El ex del Levante, Alavés o Getafe marcó en su primera jugada de ataque, aunque comenzó como un regalo.
Andreas Pereira bajó a ayudar en la salida de balón, pero el centrocampista no se percató, o tarde quizás, de la presión del delantero. Perdió el cuero siendo el último jugador (David Luiz se abrió para darle opciones de asociación) y el '16', con su izquierda, engañó a Diego Alves, aunque la pelota tocó en el meta, para perforar la portería rival y también los corazones rivales.
Caras de circunstancias tanto en la grada como en el banquillo de un Flamengo que no perdió la esperanza, pero los chicos de Abel Ferreira gestionaron de forma sobresaliente los momentos más complicados de la prórroga para aguantar el resultado. Aunque Renato Gaúcho logró que sus cambios surtiesen efecto y provocasen algún susto, aunque sin llegar a ser una ocasión peligrosa de gol.
Pitana decretó el final del choque y Palmeiras revalidó su título de Libertadores, segundo en este 2021, para mantener su cartel de monarca absolutista en Sudamérica. Es el tercer trofeo que suma el 'Verdao' en su historia y desde el Boca Juniors de Bianchi ningún equipo había sido capaz de alzarlo en dos ocasiones consecutivas. Abel Ferreira bien merece un monumento, porque ha creado a una verdadera bestia competitiva que es capaz de adaptarse a cualquier registro y a ser casi imbatible en eliminatorias. La afición 'verde' bien merece un homenaje así. Y que no se olvide de darle las gracias a Andreas Pereira.