Como ya se hecho costumbre al final de cada torneo corto es común escuchar a su presidente Fernando Ocampo repitiendo una y otra vez frases como ''estamos en una situación de análisis de lo sucedido'' o bien al entrenador de turno exponiendo las excusas múltiples que pueden existir para justificar el descalabro monumental.
La situación de Alajuelense ya va más allá de lo que sus dirigentes o técnicos puedan explicarle a su afición. El equipo menudo se hizo experto y grande en coleccionar fracasos grandes que iremos explicando detalladamente.
Hoy en día una de las cosas más preocupantes para el sentir manudo son las increíblemente onerosas inversiones hechas no solo en la infraestructura sino a nivel de fichajes de jugadores que se han convertido en rotundas decepciones a nivel de resultados finales. Empezando por el esfuerzo hecho por traer a Benito Floro quien terminó de ser un gran fiasco y finalizando por fichajes bomba que terminan siendo jugadores simples con poca luz para nuestro torneo.
Contar con un centro de Alto Rendimiento de última generación, un hotel propio de concentración y equipo biomecánica de punta y una plantilla lujosa se vuelven simples sombras cuando se miran los resultados finales.
MÁS INFORMACIÓN
- Saprissa aguanta en La Catedral y clasifica a la gran final
- Los memes tras nueva eliminación de Alajuelense a manos de Saprissa
- Juan Gabriel Calderón se ganó pitar el segundo partido de la gran final
- Bochorno total: aficionados de Alajuelense invaden la cancha para increpar a sus jugadores
Con Ocampo y su equipo además del apoyo ya conocido de Joseph Joseph, la institución alajuelense fue capaz de equilibrar sus finanzas hasta el punto de organizar una conferencia de prensa para anunciar que Alajuelense se declaraba como equipo “libre de deudas”, además de exponer un ambicioso proyecto que dotaría al equipo de un nuevo Estadio.
Pero al final estos hechos importantes no le importan al aficionado que les llena el estadio y los ve incapaces de superar sus archirrivales como Herediano y Saprissa una y otra vez.
A la hora de repasar las números de Alajuelense sus aficionados encuentran datos de horror para una plantilla como esta: globalmente acumula 24 años sin ganar un partido de final de segunda ronda en el Saprissa en la cueva, 30 años sin coronarse campeón en el reducto morado y en los últimos 8 años tienen 2 semifinales y 2 finales nacionales perdidas contra Saprissa, una final de segunda ronda perdida contra los morados además de 2 Finales nacionales, una final de segunda ronda y una semifinal perdida contra el Club Sport Herediano.
A esta historia de terror hay que sumarle este 2021 una eliminación en cuartos de final de la Liga Concacaf por el modesto Guastatoya de Guatemala.
Algo que llama la atención es como paulatinamente se han ido incorporando jugadores de alto cartel futbolístico como Marcel Hernandez, Johan Venegas, Celso Borges, Bryan Ruiz y Giancarlo Gonzalez, pero que al momento de pararlos en la cancha terminamos viendo jugadores que no hacen diferencia y cuyo nivel observado esta muy por debajo de lo conocido en ellos.
Este trabajo de fichajes realizado por el gerente deportivo Agustin Lleida, siempre ha estado caracterizado por un entorno mediático con tintes de escándalo cada vez que se hacía una conferencia de prensa para anunciarlos.
Si bien se entiende que Lleida cumple su trabajo con los fichajes, el español no tiene culpa del rendimiento de estos en la cancha. Pero donde se le puede enfocar la mira del rifle al gerente es en la traída del técnico Albert Rudé.
Conocida amistad de larga data de Lleida, el gerente convenció a la directiva de traer a un técnico si bien estudiado, pero completa y absolutamente inexperto dirigiendo equipos profesionales.
En otras palabras, le encomendaron a un novato la tarea de hacer campeón a uno de los equipos más grandes del país. Esta inexperiencia de Rudé fue por completo desnudada por el Saprissa de Iñaki Alonso en esta última final vista, donde al entrenador alajuelense se le criticó la falta de lectura del juego, la realización de cambios incomprensibles y la falta de planificación al hacer 3 cambios en 3 momentos del partido final lo que llevó a terminar el partido de este domingo con 10 hombres luego del lesión de Gabriel Torres.
Siendo consecuentes con la vara con la que se midió a Luis Marin cuando fue eliminado por el Guastatoya, Albert Rudé debería dejar la dirección técnica de Liga Deportiva Alajuelense, independientemente se trate de un técnico extranjero, pero la afición manuda está a la espera del famoso “período de análisis” que una vez más anunció su presidente.
Una afición fiel a la cual la directiva y jugadores podrían agradecer que no los han castigado con su ausencia en las gradas con lo mostrado por este equipo en los últimos años. Parece muy lejos encontrar una cura a estos males y que Alajuelense requerirá más que la excusas y análisis semestrales de sus técnicos y presidente.